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El penúltimo enredo de Pachi Vázquez

El exlíder del PSdeG, que se marchó antes de que lo echaran si le abren juicio oral, podría marcarse un ‘Manolo Martínez’
 

Pachi Vázquez durante la presentación de su candidatura para las primarias del PSdeG de Ourense
photo_camera Pachi Vázquez durante la presentación de su candidatura para las primarias del PSdeG de Ourense

"NUNCA DEJARÉ LA POLÍTICA", decía  Manuel ‘Pachi’ Vázquez en algunas entrevistas de la época del bipartito. Y es cierto. El médico de O Carballiño forma parte de esa familia —menguante por cierto— de políticos de raza que, curtidos entre líos vecinales y plenos municipales, llegaron a serlo casi todo en ese mundillo de la cosa pública, muchas veces sin más armas que la inteligencia innata de la aldea y un desarrollado instinto de supervivencia.

Tras su fugaz paso por el CDS, a principios de los 90 se decantó por el PSdeG, según muchos del mismo modo que pudo hacerlo por el PPdeG, pues sostiene quien lo conoce que a Pachi siempre lo guió más el pragmatismo que la ideología. En las filas populares ya estaba Baltar, así que el socialista era un terreno más abonado para crecer. Y lo hizo. Impulsado en las municipales por su condición de ser ni más ni menos que el doctor Don Manuel, logró la alcaldía de O Carballiño, tuvo un papel relevante en la corporación de la Diputación Provincial, un asiento en O Hórreo, regentó la consellería de Medio Ambiente del bipartito y alcanzó la cima de su carrera con la secretaría general del PSdeG, en la que relevo a Touriño.

A partir de ahí inició una caída libre. Abandonado por su instinto político, perdió todas las batallas internas que libró en forma de primarias y, cuando no era él quien se la jugaba, también se enroló siempre en el bando perdedor, como ocurrió con Méndez Romeu frente a Leiceaga o con Susana Díaz frente a Pedro Sánchez. Y todo esto con la Justicia pisándole los talones por unos presuntos enchufes en su época de regidor.  

Pocos políticos sobrevivirían a esta decadencia exprés. Pero donde la mayoría darían un paso atrás y se alejarían poco a poco de los focos, Pachi Vázquez ve puertas abiertas a nuevas oportunidades. Deja el PSdeG tras media vida, sí, pero no deja la política. Ya lo decía décadas atrás: nunca la dejará. 

→ El impacto real de su salida
Convertido en el nombre propio de la semana, conviene analizar con detalle su paso atrás en el Partido Socialista. Para empezar, se va antes de que lo echen, porque las posibilidades de que se siente en el banquillo por prevaricación en esos presuntos enchufes de O Carballiño son altas, y el código del PSdeG es claro al respecto: si hay juicio, hay que dejar la militancia. Lo acaba de hacer la alcaldesa de O Porriño, Eva García.

La segunda consideración se refiere a su posible aterrizaje en Ciudadanos. Contactos hubo, pero él negó por activa y por pasiva esa posibilidad. "No me sentiría cómodo", zanjó. De todas formas no deja de ser otro gesto para la galería, porque Cs tampoco lo aceptaría con su imputación a cuestas.

¿Cuál puede ser entonces el recorrido político del médico Don Manuel? En realidad, no mucho. Su antaño amplísima legión de seguidores fue desertando en los últimos tiempos, buena parte de ellos para alinearse con el nuevo líder provincial, Rafa Villarino, como quedó demostrado en las primarias para hacerse con la dirección ourensana. Sin embargo, en el PSdeG existe cierta intranquilidad por los movimientos que pueda hacer el médico en O Carballiño y su área de influencia, donde "sí conserva parte de su capacidad de movilización", admiten algunas personas del entorno. 

Y es que saben que a Pachi le encanta enredar. Es, sin duda, el verbo que mejor lo define. Por eso una rebelión pachista en ese partido judicial puede convertirse en un dolor de muelas en la batalla por la Diputación. La posibilidad de que el exlíder se revuelva y se marque un ‘Manolo Martínez’ en su territorio existe, aunque tampoco es fácil. Sobre todo porque el principal damnificado sería el actual alcalde, Francisco Fumega, al que él nombró sucesor en su día.  

→ La herencia que deja en el PSdeG
Pachi es adicto a la política y los focos, por eso su salida del PSdeG estuvo marcada por el ruido y no por la elegancia. Es cierto que la dirección de Gonzalo Caballero tampoco tuvo ningún gesto con él como exsecretario general, pero es que el socialismo gallego nunca trató muy bien a sus líderes salientes. Ahora, para muchos, Pachi es el malo que destrozó internamente al PSdeG bajo su mandato, pero hay que reconocerle dos cosas: nadie mejoró hasta ahora su resultado político de 2012 y él es el verdadero padre de las primarias en el socialismo gallego. Pero si le quedan más capítulos por escribir en la política gallega solo lo sabe él. 

Completado el extraño relevo de Marta Míguez al frente de Deporte
Ya está. José Ramón Lete Lasa es el nuevo secretario xeral para o Deporte de la Xunta en lugar de Marta Míguez, un relevo que se materializó con absoluta normalidad, con discursos del cargo entrante y al saliente, como es tradición. Y es que hasta última hora no estaba nada claro cómo acabaría la historia, después de que Míguez asegurase el miércoles desconocer que iba a ser cesada y Núñez Feijóo la corrigiese horas después asegurando que él mismo se lo había comunicado una semana antes. Un alto cargo debe asumir que un día está y al siguiente puede no estar; es el juego político. Ella no lo encajó bien y, en cierto modo, desautorizó al presidente de la Xunta, algo nada habitual en este PP.

La crisis sanitaria agrupa a la oposición
Segunda comparecencia conjunta de la oposición en el último trimestre del año y la segunda por la misma razón: la sanidad. Aunque la creación de una comisión de investigación paralela a la oficial por parte de En Marea, PSdeG y BNG son en realidad fuegos de artificio mediáticos sin efecto en la actualidad sanitaria del país, lo cierto es que la crisis que está atravesando el sistema asistencial en Galicia, escenificada con numerosas movilizaciones e incluso dimisiones, sí puede tener más efecto político del que en principio había calculado el PPdeG. La razón es que ha conseguido algo que apenas se ha visto desde que Feijóo llegó a Monte Pío en 2009: agrupar a la oposición. Además del lógico aval a su gestión, el PPdeG apuntaló sus tres últimas mayorías absolutas en la incapacidad de la oposición de presentarse ante los gallegos como una alternativa unida capaz de gobernar de la mano. Ahora, por primera vez en mucho tiempo, En Marea, PSdeG y BNG articulan un discurso común. Y la crisis sanitaria es el pegamento. 

El traspaso de la AP-9 continúa en el aire
La votación casi unánime —solo se desmarcó Cs— a favor del traspaso de la AP-9 a la Xunta del martes en el Congreso fue celebrada como un gran triunfo por el conjunto de la política gallega, pero en el fondo todos los partidos son conscientes de que su valor real es por ahora nulo. Con la calculadora en la mano, si se acepta tramitar la transferencia por la vía de urgencia los plazos podrían acortarse a un par de meses —la Navidad está por el medio— hay razones para el optimismo, pero si sigue el procedimiento tradicional, que es lo más probable, los trámites se alargarían un mínimo de medio año. En el actual escenario político seis meses son una eternidad, sobre todo con la amenaza cada día más probable de un ‘superdomingo’ electoral en mayo que agrupe municipales, europeas y nacionales. De ser así, todo volvería a la casilla de salida. El Parlamento tendría que volver a pronunciarse y el Congreso, volver a votar el traspaso. Eso sí, con una nueva aritmética en la que a lo mejor Ciudadanos tiene más peso y la veta. 

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