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Pensar la ciudad

El gobierno local quiere diseñar en común el Lugo del futuro, pero el consenso podría tardar

Vista de O Carme, un barrio a desarrollar. XESÚS PONTE
photo_camera Vista de O Carme, un barrio a desarrollar. XESÚS PONTE

EL GOBIERNO LOCAL puso en marcha un plan estratégico para diseñar la ciudad del futuro y donde el principal objetivo será conseguir que se impliquen en su elaboración los sectores económicos, asociativos y políticos a la hora de hacer propuestas. Aunque la iniciativa estará condicionada en un principio por haber sido impulsada en precampaña electoral, a largo plazo cualquier objetivo que la ciudad se marque debe tener en cuenta la dificultad que supone obtener financiación, los escollos que surgirán por el camino y los retrasos que los proyectos de gran envergadura en Lugo siempre han arrastrado. Y el mejor ejemplo es el nuevo auditorio, que se comenzó a proyectar a finales del siglo pasado y a día de hoy, aunque el edificio está acabado, todavía no está claro cuándo comenzará a funcionar.

De todas formas, no es la primera vez que Lugo tiene un plan estratégico, ya que en la década pasada el anterior gobierno local impulsó uno propio y constituyó varias comisiones para trabajar en áreas como la economía y el empleo; la universidad, la cultura y el turismo; el bienestar y las infraestructuras, y la vivienda. Dos años después de ponerse en marcha, se llegó a concluir que el plan había llegado a cumplir sus objetivos en un 92,3%, pese a que los grandes proyectos de los que se hablaba apenas habían avanzado y el único ‘motor’ que funcionaba en la ciudad era el del ladrillo.

Aun así, aquellas comisiones sirvieron para impulsar la idea de que el trabajo en común al menos sirve para poner de actualidad los temas que preocupan a la ciudad, aunque luego haya discrepancias y problemas de financiación para afrontarlos.

También se pudo comprobar que cuando se tiene un objetivo claro, como ocurrió con la necesidad de darle un lavado de cara al casco histórico, los fondos acaban llegando aunque se hagan de rogar, como ocurrió con el plan Urban o la rehabilitación aún inacabada del barrio de A Tinería.

Ahora hay en marcha otros grandes proyectos en la ciudad, como las dotaciones previstas en los terrenos del viejo hospital Xeral. la conexión de O Carme con el río Miño o la intermodal, que reimpulsará el barrio de A Estación. Sin embargo, las guerras partidistas entre instituciones, la falta de consenso en los proyectos o los intereses particulares de algunos empresarios son escollos a superar para que puedan avanzar y eso también hay que tenerlo en cuenta a la hora de diseñar cualquier estrategia de futuro.

Además, ese ingenuo consenso que se busca a las puertas de dos citas electorales quizá se logre en aquellas cuestiones generales, como pueden ser la promoción del patrimonio cultural o la puesta en valor de los espacios naturales. Sin embargo, cuando se quieran poner sobre el papel proyectos con nombres y apellidos, entonces entrarán en juego la política, las medallas y los recelos. Por eso, que nadie espere que salga algo en limpio para el nuevo plan estratégico hasta después del 26-M.

Fraga logra que se fiche

Francisco Fraga no pudo conseguirlo en el Concello, a pesar de que intentó durante su efímero paso por el gobierno local que los funcionarios locales fichasen a la entrada y salida de sus puestos de trabajo. Sin embargo, sí que acaba de convertir a la facultad de Ciencias, de la que es decano, en la primera del campus que establece un sistema de control horario de sus trabajadores. Mientras, en el Concello se sigue la espera.

Citaciones preelectorales

La jueza Pilar de Lara citó a declarar para el 2 de mayo a dos funcionarios locales y a Antonio Ameijide a raíz de la denuncia del portavoz municipal del PP contra la alcaldesa por los contratos caducados del Concello. Lo previsible es que Lara Méndez también sea citada y puede que su declaración se produzca en plena campaña electoral. No sería la primera vez que ocurre, aunque las penas de telediario ya no son lo que eran.

Renuncias no aceptadas

El gobierno local no aceptó la renuncia de la funcionaria responsable del contrato del bus urbano, que dimitió al ver que no se atienden sus advertencias sobre los incumplimientos por parte de la concesionaria. Los empleados públicos no pueden dejar de cumplir los cometidos que se les encargan, aunque, con el paso dado, esta funcionaria estaría tratando de justificarse en caso de que prospere una investigación judicial.

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