Opinión

Pensando en el mañana

Cuanto hacemos hoy, estos días de enclaustramiento no voluntario que vamos sobrellevando, solo atiende a asegurar el mañana, no sigue pues el famoso carpe diem, sencillamente porque tal gozo es lógico solo si el disfrute del presente, del hoy, no entraña la renuncia al siguiente día.
Los huevos de hoy son mejores que los pollos del mañana, reza otra famosa expresión popular, y es que el presente es realidad y el futuro, aunque sea inmediato, es solo esperanza.

No obstante, si nos privamos de parte de nuestro presente por el mañana no es porque podamos esperar que el inmediato porvenir vaya a ser mejor. Sabemos, debemos saber que no inmediatamente.

No es este tiempo de reproches, pero sorprende que en España haya habido ya más defunciones que en China. Solo la provincia de Hubei en la que se produjo el primer brote de la pandemia que nos azota tiene 58 millones de habitantes y su capital, la ciudad de Wuhan, que fue capital de China en 1927 y en 1937, en la etapa del Kuomintang y en la guerra chino-japonesa, está habitada por más de 11 millones y medio de seres. Fue también en Wuhan donde se produjo el levantamiento de Wuchang que el 10 de octubre de 1911 inició el movimiento que puso fin a la dinastía Qing y dio paso a la República de china. Algo se ha hecho allí que no se ha acertado a poner en práctica aquí. Y tiempo hubo para ponderar y decidir.

El mañana inmediato va a ser complicado, y la resaca la padeceremos todos. No en la misma proporción, es verdad, porque la realidad es como es queramos o no, pero lo que está sucediendo tendrá un alto coste para todos. Y no se puede evitar.

Por poner un ejemplo de consecuencias posibles, creo que el actual Gobierno que ha aumentado con tanta ligereza las pensiones al no establecer previamente su financiación, es muy probable que tenga que congelarlas durante algún tiempo, y algunas alegrías tendrán que olvidarse. El déficit público se quiera o no tiene su límite. Hoy mismo, por cierto, viene a cuento, veo una estadística que revela que la pensión más habitual que es de 1.450 euros mensuales es superior al salario del trabajador tipo, que asciende a 1.248 euros, un 16,3 % inferior.

Retóricas aparte, no hay recursos ilimitados —y aunque los hubiera y se aplicaran con acierto— que permitan recomponer lo que va a resultar dañado, que va a ser muchísimo, como si nada hubiera ocurrido.

Lo que está sucediendo va a suponer que en nuestro país, que tiene en el turismo una actividad fuente esencial de su riqueza, y por tanto del empleo, se va a perder gran parte de la temporada turística de 2020. Los empresarios del sector van a sufrir el impacto de ello y la recaudación de tributos descenderá, y lo hará cuando se va a requerir del Estado un esfuerzo ingente de gasto para paliar en lo posible las consecuencias de la emergencia social y económica subsiguiente a la crisis sanitaria que soportamos.

En resumen, nuestra sociedad se verá damnificada en su conjunto e individualmente; lo inmediato no será ‘dulcius ex asperis’ (más dulce tras la dificultad) y eso se superará antes y mejor si se aúnan cuantos más esfuerzos unidos, y si la dirección es buena. Hay que descontar que algunos no estarán. No son fantasmas sociales, están ahí. Miren los que no apoyaron la continuidad del estado de alarma y los identifican con facilidad. Menos mal que por aquí solo tienen un diputado en el Congreso, y aunque formalmente a todos los españoles nos representan todos los diputados, yo, elector gallego, con franqueza, creo dañino el voto emitido el miércoles por ese parlamentario. Confiemos en el futuro y paciencia.

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