Pedro Gasalla González

Gasalla, la primera anestesia completa en Lugo

El Colegio Médico de Lugo cumple hoy 120 años

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El Progreso 21/08/19

HACE HOY 120 años, el 21 de agosto de 1899, se constituye en el salón del Ayuntamiento lucense el Colegio oficial de Médicos de la provincia de Lugo y se nombra a su primera junta directiva, que preside Francisco García Neira. 

Son sus vocales Serafín Sal Otero, Eduardo Castro Valiña, Gonzalo Moure, José Almoina Vigal como secretario, y Pedro Gasalla González (A Pastoriza, 1855). 

No es la única efeméride destacada dentro de la historia provincial en la que interviene Pedro Gasalla, ya que seis años antes, el 29 de noviembre de 1893, forma parte del equipo médico que practica por primera vez en Lugo una intervención con anestesia completa del paciente por medio del cloroformo.

Además de Gasalla, participan del revolucionario adelanto los doctores Jesús Rodríguez y Jesús Pigrao, también lucenses. La operación, que se culminó con éxito, consiste en la reducción de una dislocación de los huesos del muslo y la cadera sufrida por el mozo de un ganadero que pretendía subir al tren en marcha.

Gasalla, que también ocupa una concejalía en el Ayuntamiento, fue un hombre emprendedor y a la vanguardia de todos los adelantos que se viven en su época de madurez, es decir, los últimos del siglo XIX y los primeros del XX. Pocos, ya que fallece en Ferreira de San Salvador de Mosteiro el 10 de diciembre de 1908. Allí se había retirado una vez que su salud se resiente ese mismo año.

Otra prueba de su vanguardismo es la vicepresidencia de la Eléctrica Lucense, que él impulsa y que ocupa durante unos años con el modernísimo propósito de electrificar el mayor número posible de poblaciones de la provincia.

Tampoco está alejado de  ese espíritu innovador su interés por las otras aguas, las medicinales, y el correcto aprovechamiento de los balnearios, siendo director del de Lugo durante un tiempo. Un modernismo que se ve en su etapa, 1900-1907, como profesor de Gimnástica, Fisiología e Higiene del Instituto de Lugo, por renuncia del doctor Aznar, médico municipal de A Coruña.

Una de sus aportaciones escritas más llamativa y seguramente más revolucionaria también, es su tesis sobre la peligrosidad de los cafés y su relación con el contagio de la tisis o tuberculosis, con la cual remata  Medicina en Santiago.

Para aquel entonces es todo un aldabonazo en los oídos de los biempensantes ciudadanos escuchar que el aire viciado de las cafeterías _ cafés sin más, en el uso del momento  _, es sumamente perjudicial para la salud. Que la permanencia prolongada y continuada en locales como éstos, faltos de luz, poco ventilados o con corrientes de aire dispares, predisponen para la propagación de organismos que minan la salud, e incluso que favorecen el contagio de bacilos como el de la tuberculosis. Falta de oxígeno con exceso de ácido carbónico y de vapor acuoso, igual a enfermedad. Eso, sin contar sus alusiones de hace más de un siglo nada favorables hacia el humo del tabaco.

No tuvo que ser bien recibido ese mensaje ni por los dueños de los cafés, ni por los numerosos usuarios que planifican gran parte de su vida en ellos.
Antes de establecerse en Lugo, Gasalla había marchado a América y sin duda de allí trae a la vuelta la confirmación práctica de sus ideas avanzadas y esa actividad poco frecuente, a la que hace referencia su nota necrológica.

En el momento de la muerte le sobreviven su esposa, Ángela Domínguez Ocampo; sus cinco hijos, Leopoldo, Antonio, Telesforo, Pilar y María; su padre Juan Gasalla y sus hermanos Manuel y Concepción.
 
 
   

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