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Peatonalizar sí, pero con 'sentidiño'

Luis Latorre es presidente de Lugo Monumental

LA PRESENTACIÓN del proyecto de peatonalización y reforma de la calle Quiroga Ballesteros, en que las farolas serán «actuales» y el suelo tendrá luces LED, lo que viendo cómo se han destrozado rincones encantadores de Lugo como O Cantiño o San Marcos te hace echarte a temblar, obvia temas de vital importancia para la Plaza de Abastos, y mucho más prioritarios que ponerse a reurbanizar esa calle, por mucho que podamos estar a favor de la peatonalización.

Es llamativo que se gasten un millón y pico de euros en eso cuando está sin terminar la reforma de la Plaza, a la que le falta por completar toda la planta baja, o mientras cada día hay más puestos vacíos sin que se saquen a concurso a pesar de haber emprendedores interesados, y por mucho que nos expliquen que son «procedimientos diferentes» cuesta mucho entender que se priorice lo accesorio sobre lo fundamental.

Tampoco tranquiliza a los empresarios de la zona que no esté muy claro qué se va a hacer con los autobuses o las zonas de carga y descarga, y «ya iremos viendo» no es la respuesta que te esperas cuando preguntas por cuestiones tan fundamentales. Se supone que un proyecto debe recoger previamente un estudio de necesidades, usos y costumbres a los que adaptarse y no hacer al revés, y una vez que terminemos la obra ya nos apañaremos. Hay que recordar, además, que para elegir el proyecto de reforma no se ha contado ni con los placeros, ni los empresarios, ni los vecinos de la zona. Es un "trágala" en toda regla.

No me entiendan mal, la peatonalización de esa calle es absolutamente necesaria y la Plaza de Abastos ha de captar nuevos clientes, por supuesto que sí, y para ello ha de actualizarse y competir con otras superficies con atractivos y zonas de esparcimiento que solo el casco histórico puede ofrecer, pero tampoco se puede despreciar al cliente del presente y lo que parece evidente para todos menos para quienes han de entenderlo, es que es total y absolutamente imprescindible que haya al menos una línea de autobús urbano que tenga parada frente a la plaza. Podría ser, por ejemplo, un pequeño autobús eléctrico que enlace gratuitamente con otras líneas de mayor recorrido, pero sea cual sea la solución tiene que estar prevista antes de tomar una decisión tan trascendental como vedar el tráfico rodado en un punto tan sensible.

Soy un firme defensor de la peatonalización total del casco histórico, pero antes de acometerla hay que atender a las alternativas de transporte. No podemos, sencillamente, prohibir el paso y que sea lo que Dios quiera, sino que hay que ver cómo se facilita el acceso al recinto amurallado de la gente, dónde puede aparcar si viene de lejos, qué medidas se toman para alentar el uso de bicicletas… y no crear un problema que ya veremos cómo se arregla en el futuro.

El orden correcto parece ser el de terminar las obras en la plaza sacar a concurso los puestos vacíos, organizar el transporte público, estudiar las necesidades del recinto… y luego ya levantamos la calle.

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