Opinión

Peatón, puede cruzar

CERCA DE mi piso hay una red de cruces regulados con semáforos de pulsador. Es decir, de esos en los que uno aprieta el botón —siempre después de que ya lo hayan hecho otros cuatro transeúntes que te reprenderán con la mirada— para quedarse esperando como un pasmarote a que el plan de ingeniería urbana obedezca nuestras órdenes. Temo que el pulsador sea un simple placebo. Una ilusión de control que nos mantiene a la expectativa, inhibiendo el impulso de mandar a la mierda el civismo y rebelarnos para atravesar un paso de cebra de metro y medio. El caso es que yo, que soy responsable, pulso y paro, pulso y paro, mientras el semáforo parece obrar a su aire. También he votado seis veces en cinco años.

Comentarios