De militante de base a gobernanta

La abogada Paula Alvarellos saltó a la política hace unos meses y se ha convertido en una de las piezas clave del gobierno local
 
Paula Alvarellos. ARCHIVO
photo_camera Paula Alvarellos. XESÚS PONTE (ARCHIVO)

El salto a la política de Paula Alvarellos Fondo (Ponteceso, 1963) pudo causar sorpresa en algunos ámbitos, incluidas las filas socialistas porque acumula años de militancia pero su papel en el partido era discreto. Nunca había asistido a una asamblea, aunque fiel a su forma de ser solía estar donde se le pedía. No era extraño verla de apoyo en una mesa electoral.

Por esa disposición a dar un paso al frente cuando hace falta y cuando cree que está preparada, porque le gustó el proyecto de Lara Méndez y porque "alguien de arriba" le dio el empujoncito que le faltaba, Alvarellos aceptó formar parte de la candidatura socialista y el 29 de abril de 2019 se enfrentó a su primera asamblea. No fue un trámite fácil. Su nombre y el del resto de personas que integrarían la lista tenía que ser aprobado por la militancia y por esas fechas las aguas en el partido bajaban revueltas. La alcaldesa tuvo que trabajarse mucho, a todos los niveles, el apoyo para garantizar que su propuesta no fuera cambiada por el PSdeG, como ya había sucedido en otros ámbitos. Alvarellos, que hace años entró en el Consello Social de la USC de la mano de José Ramón Gómez Besteiro, con quien fue vecino de despacho, se enteró a la entrada de la reunión de que iba a ocupar el tercer puesto, inesperado para ella.

Por esas circunstancias, la actual concejala de gobernanza —recursos humanos y economía— negó durante los días previos su entrada en la política. Y porque esa misma semana se celebraba la cena anual de la asociación penitenciaria Concepción Arenal, que ella presidía y donde hay sensibilidades diversas. Quería despedirse sin interferencias, alegaría después.

Probablemente no mentía, porque a esta abogada coruñesa casada con un arquitecto lucense y madre de una hija "orgullosa" del paso dado por su progenitora, le gusta guardar las formas. Cuida la estética, desde la propia, con sus inseparables pendientes de perla, a la de terceros. Uno de los asuntos más espinosos a los que tuvo que enfrentarse en estos poco más de seis meses fue la destitución de la jefa de personal del Concello, una funcionaria de gran peso en las dos últimas décadas, por mala praxis y dejación de funciones, según señalaron varios informes técnicos. Al inicio del procedimiento dio cuenta de él de forma sobria, sin mencionar el nombre de la afectada y rechazando dar detalles a los periodistas. Este miércoles informó de que el proceso llegaba a su fin en una escueta nota de prensa.

Por la misma razón, en el pleno en el que tuvo que comparecer a petición del PP para dar explicaciones sobre las irregularidades en materia de personal que, según esos mismos informes técnicos, se habrían producido en los últimos años y a las que el actual gobierno estaría poniendo remedio, se quedó con las ganas de responder a los populares que también ellos fueron partícipes y beneficiados de algunas de esas anomalías. Y de que varios miembros del PP pasaron por su despacho a felicitarla por la decisión que después criticaron públicamente, sin mucha fuerza, hay que decir.

La abogada es próxima a Besteiro, combina firmeza y talante y forma un eficaz equipo con la vicesecretaria municipal y el interventor

A Alvarellos le gusta cuidar los espacios y a las personas. Trabajó por la inserción sociolaboral de los expresos en la asociación Concepción Arenal y hace años integró en su despacho profesional —que ahora dejó en manos de su socio— al abogado colombiano Waldir Sinisterra, que llegó a Lugo asilado tras varios intentos de asesinato a manos de los paramilitares.

A la edil le gusta tener flores en casa y cuando llegó al Concello dio orden de abrir las puertas del consistorio al completo, y no a media hoja como se hacía hasta entonces, e inició la operación palmera para retirar de la entrada de las oficinas de la Ronda un árbol que llevaba años seco. No sabía dónde se metía con tal pretensión, que le fue útil para conocer la burocracia y las inercias de la casa. La palmera aún sigue allí, por eso y porque dio prioridad a operaciones más urgentes, como ordenar e impulsar el área de personal. Asimismo, junto al resto del gobierno logró aprobar las ordenanzas fiscales y el presupuesto municipal para que pudieran entrar en vigor este mes, algo que no sucedía desde hacía años, también por falta de apoyo político.

Alvarellos comenzó su labor en el Concello trasladando el departamento de personal al edificio de la Ronda, donde está su despacho. Estaba en la Praza Maior, en un ala del consistorio poco transitada. Lo situó justo a su lado y con el objetivo de limitar el uso de horas extras estableció control horario en papel en los distintos servicios mientras no empieza a funcionar el digital, que también impulsó y que está a punto de aplicarse.

La concejala es una profesional curtida en pleitos y es mediadora. Prefiere "un mal acuerdo a un buen pleito" y seguramente eso influyó en que todas las medidas que llevó a la mesa negociadora fueran aprobadas por unanimidad, como los criterios de reparto de la productividad y la relación de puestos de trabajo, aunque en esta fue clave la subida salarial.

La modernización y el impulso a la organización del Concello era asumida como necesaria por todos y Alvarellos está dando pasos en ese sentido, lo que a su vez genera confianza. El empuje a la administración electrónica, la aprobación de protocolos para la simplificación de procedimientos administrativos y de contratación y los cambios en jefaturas de servicio y en los tribunales de oposiciones son otras medidas llevadas a cabo. Forman parte de una hoja de ruta necesariamente trazada por la alcaldesa pero que está saliendo adelante en buena medida gracias a la determinación de una concejala que combina firmeza —le llaman la gobernanta— y afabilidad y que además de conocimientos legales tiene pedagogía (fue profesora de abogacía) y ha formado un eficaz trío con la vicesecretaria y el interventor.

Hay quien ve capacidad y compromiso en su todavía breve trayectoria política y hay quien ve ambición, como sucede siempre que alguien destaca. De momento lo que hay son hechos.