Opinión

Pan reseso

SOLO CUANDO uno está fuera de Galicia asume que no hay pan que se parezca para nada al nuestro. Nuestro clásico y típico pan de aldea, sea de Ousá, Antas, Taboada, Cea o Mondoñedo, por citar algunos ejemplos, es insuperable en sabor, en textura, en presencia... Pero, ojo, que puede salirle un arcaico competidor, o al menos se servirá en algunos restaurantes vascos con estrellas Michelín.

Digo arcaico porque arqueólogas de la universidad de Copenhague descubrieron en el desierto de Jordania restos de un reseso pan del Paleolítico, con casi 14.500 años de antigüedad, nada menos que cuatro milenos antes del surgimiento de la agricultura y antes de que se inventase el horno, por lo que su cocción debió hacerse sobre brasas o una piedra muy caliente. Fue elaborado con cereales salvajes: trigo, cebada y avena y un tubérculo de la familia de la chufa. Los restos, de entre uno y tres centímetros, se parece bastante a un pan tostado actual. Era muy plano al carecer de levadura, pero se utilizaba harina muy limpia y bien tamizada. Ahora lo reproducen y será parte, ya digo, de un menú de lujo en restaurantes vascos de alto copete. No mejorará al gallego.

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