Opinión

Nunca será tarde

El señor ministro de Fomento anunció que, si la climatología lo permite, tras la Semana Santa empezarán las labores de mantenimiento de las carreteras de su departamento en la provincia de Lugo. El refrán dice que nunca es tarde si la dicha es buena. Con este ministro conviene aplicar la teoría del conocimiento de Tomás, el discípulo de Jesús, que exigió ver las heridas y meter el dedo en las mismas para cerciorarse de que realmente era el que decía ser. Pues aquí hay que esperar a las máquinas y observar durante semanas. No vaya a ser que lo que se empieza no continúe. No sería la primera vez que se inaugura el inicio de obra, aparecen las máquinas y el balance de meses y meses después es próximo a la nada. El ministro dijo ayer que el BOE llevaba una semana hablando en gallego, o sea adjudicando obras para Galicia. Tampoco sería un exceso. Un poco de aire a las obras de la A-54 —autovía Lugo-Santiago— no le vendría mal: el tramo Lavacolla-Arzúa se eterniza y al de Palas-Melide le falta el mínimo combustible desde que lo consumieron los pasos iniciales con la primera priedra en julio del pasado año. Con toda la prudencia, pues, hay que saludar —nunca es tarde...— que llegue al fin el mantenimiento de esos tramos de auténtica desfeita, todos en la provincia de Lugo, que este periódico mostró repetidas veces en la A-6, N-540,N-547,N-642 y N-120.

Privatizar y organizar

Las cuestiones sanitarias son electoralmente muy sensibles. Ocupándose de lo mismo, da la impresión a veces de que se trata de cuestiones diferentes entre quien propone y quien se opone. Sucede con la hipotética relación entre privatización de la sanidad pública y reorganziación de las áreas sanitarias, que lleva el proyecto de ley aprobado en el Parlamento. Sucedió en su día con los genéricos. El cambio ahora en las áreas de gestión, oportuno o no, es cuestión de organización. No de privatización.

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