A ESTE Mundial de Rusia le está pasando lo peor que le puede pasar a un Mundial. Tal vez sea cosa mía, pero no me está pareciendo tan Mundial como otros. Se le empezó a parecer con el cataclismo (siempre relativo, por favor) de Argentina. En eso sí que parece cumplir: tiene que haber un grande que descalabre. Nosotros hace cuatro años, ahora los argentinos. Si vuelven a hacer el ridículo como contra Croacia no solo es posible, es muy probable que acaben matando a alguno de los jugadores o al entrenador cuando vuelvan de Rusia. Y no es una metáfora.
Su descenso al abismo de la mediocridad (aún por confirmar) lo subrayó Simeone en una conversación que le cacharon. Tal vez haya escuchado la rajada. Esto sí es un cambio de época; mucho más innovador que el VAR. Ahora sabemos que por alguna razón el Cholo Simeone tiene intervenido el teléfono. ¿Y eso? Como se trata solo de fútbol, a decir de Valdano la más importante de las cosas sin importancia, resulta hasta divertido. Pero no poder hablar con un amigo por teléfono es inquietante incluso con Rusia de por medio, que te esperas cualquier cosa. Incluso, como en El Padrino, una oferta que no podrás rechazar.
