''Nos tiraron un tsunami de agua''

«No se viene así, gritando, rompiendo los cristales e insultando, que se me han asustado a los niños», lamentaba uno de los gitanos a los policías con los que dialogaba ayer. Cuando los vio llegar, reconoció, se escondió en el baño, aunque él no fue identificado como uno de los que participó en el disturbio del sábado. «El otro día nos tiraron un tsunami de agua y luego se pusieron a disparar, con niños y todo, y eso no se puede hacer», reprochaba.

«No vayas de víctima que yo he visto como quedaron los coches patrulla», replicaba uno de los responsables del operativo, «lo que tenéis que entender es que nosotros no apagamos fuegos ni tiramos el agua. Y que si vienen cien personas a rodear a un agente, lo normal es que dispare al aire para disolverlas. Lo que hicisteis estuvo mal. Y lo que hay que hacer es dejar de prender fuegos tan cerca de las casas, así no tendrá que venir nadie a apagarlos».

La conversación, con toda la cordialidad posible dadas las circunstancias, era el fiel reflejo de lo sucedido ayer el O Carqueixo: pedagogía con chaleco antibalas.

Ni unos ni otros querían tener problemas. Los agentes hasta devolvieron a un gitano las llaves del coche que había quedado inmovilizado después de que su conductor -que ni siquiera tenía carné- fuera identificado como uno de los revoltosos y detenido. «Vale, payo», agradeció el hombre.

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