El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, apeló a la remontada del PP en Lugo capital. Es admitir que los populares necesitan un empujón y una llamada a los indecisos y, especialmente, a ese voto oculto de vecinos críticos con el gobierno local del PSOE, que se mantiene pero no se dispara en las encuestas como en otras ciudades gallegas. Por ese sufragio pelean también el BNG, por la izquierda, y Ciudadanos, por el centro derecha, con la ambición de alcanzar los cuatro concejales. Subrayó Feijóo que Lugo es una provincia que nunca le falló y tiene razón. En vez de cuantificar el número de apoyos, los políticos deberían situarse en la perspectiva del ciudadano para analizar la situación de los lucenses en el contexto de Galicia y España. Así comprenderían que estamos acostumbrados a que nos fallen. Nos conformamos con un "non vos follarei", como dijo por error el socialista Touriño al cambiar la a por la o en un acto en Buenos Aires, en su etapa de presidente gallego.
Junto al apoyo reiterado de Feijóo a su alcaldable, Ramón Carballo, la otra nota destacada de la campaña fue la humorística escenificación del Vaya, vaya, en el Miño hay playa por parte de Cs. La estrategia naranja, pese a la escasez de medios, es de lo más brillante. De aumentar el grado de conocimiento de su candidata, Olga Louzao, también se encarga la Policía Local, que no le pasa ni una y le volvió a levantar un puesto por falta de permiso. No debería quejarse porque nunca estuvo tan bien escoltada la furgoneta de Cs. Si quiere mejorar este servicio, la alcaldable de Cs haría bien en proponer la contratación de una sargenta de la Legión. Aparte de la disciplina cuartelaria, a algunos les fastidiaría aún más que los mandase una mujer.
