Opinión

Nace un Breogán diferente

EL FUTURO del CB Breogán se dilucida, en gran medida, en la junta general ordinaria de ccionistas que se celebra este martes en el salón de actos de la Diputación Provincial. Justo cuando cumple medio siglo de existencia, la entidad lucense tiene que afrontar un paso tan complicado como necesario para su futuro. Tras varios años, demasiados, en los que la Diputación Provincial ejerció como dueña del club lucense en virtud a su condición de accionista mayoritario —al que llegó en una primera etapa con una compra de acciones con dinero que estaba destinado a la propia entidad y en una segunda tras una ampliación de capital hecha a medida y a la que prácticamente no se le dio publicidad—, los actuales dirigentes de la Diputación han decidido que llegó la hora de desligarse definitivamente de la dirección y gestión.

No es cuestión de recordar lo farragoso de un proceso de venta lleno de errores, de las consiguientes correcciones, de escasa transparencia y que se ha eternizado. El trámite de venta, anunciado antes del verano de 2013, se alargó durante dos años y medio. En este tiempo, entre otras muchas cosas, se produjo la dimisión en bloque del que era el consejo de administración en aquellos momentos, asumiendo desde entonces el destino de la entidad uno compuesto exclusivamente por políticos y funcionarios de la propia Diputación Provincial.

Este martes, teóricamente, se producirá la dimisión del actual consejo y se producirá el nombramiento del nuevo.

Y aquí surge la primera incógnita. ¿Hay alguien dispuesto a encabezar el nuevo proyecto del Breogán? Por las acciones compradas y por determinados movimientos que se produjeron durante el verano todo parecía indicar que sí. Pero la paralización absoluta que se ha producido desde entonces en el consejo de administración hacen dudar de que se mantenga el mismo interés por las personas que estaban dispuestas a hacerse cargo del Breogán.

Y es que la Diputación Provincial aún debe dar muchas explicaciones. Se habla de un club totalmente saneado y con superávit en las últimas temporadas, pero es pública la existencia de impagos a empleados, jugadores e incluso a otros proveedores. Tampoco se sabe qué ocurrirá con las acciones que pertenecen a la Fundación Aros do Miño (15.127) ni a las de la Fundación Pazo (24.644), sin actividad y sin cabeza visible desde hace años, ambas con participación de la propia Diputación Provincial.

El Breogán tiene que iniciar una nueva etapa, pero sin trampas y con transparencia.

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