Un mundo de fantasía hecho en miniatura

Las hermanas Rocío y Belén Barral llevan siete años creando pequeños personajes de tela desde su taller artesanal de Guitiriz. A las muñecas gallegas y los protagonistas de cuentos infantiles y series actuales han sumado su nuevo diseño, las Lampydolls
Rocío y Belén Barral. EP
photo_camera Las hermanas Rocío y Belén Barral. EP

Empezaron con "una idea muy pequeñita" en una mesa de apenas un metro y diseños de pendientes y broches de gaitas y panderetas y siete años después las hermanas Rocío y Belén Barral, asentadas en Guitiriz, han creado un mundo de fantasía en miniatura que no tiene límites.

"Empezamos con un proyecto de música tradicional y muñecas y fuimos evolucionando, abriendo nuevas vías", dicen unas artesanas que dan forma a Lucecús y las dos piezas de un proyecto en el que se complementan a la perfección a través de diferentes disciplinas.

Rocío se encarga del trabajo con el ganchillo y Belén se ocupa de la costura. "Ella remata mis trabajos y yo los suyos. Todos los diseños pasan por las dos", dicen unas artesanas que trabajan a cuatro manos y se complementan hasta en los temas: una se inspira más en los cuentos tradicionales de siempre y otra en las series y películas más actuales. "Somos un poco frikis, del súper galleguista al más moderno", reconocen entre risas.

"A las muñecas gallegas les tenemos mucho cariño. Fueron un poco el comienzo, con lo que más nos identificamos y con lo que nos identifica mucha gente", dicen Rocío y Belén, que hablan de esas pequeñas muñecas de apenas nueve centímetros que han ido mejorando con el tiempo, con trajes tradicionales más cuidados e incluso monteras bordadas.

Después llegaron las Frida Kahlo -llenas de color, acaparan muchas de las miradas- y luego los personajes de cuentos -Alicia en el país de las maravillas, Pipi Calzaslargas, Mary Poppins, El Principito, Caperucita...- y los protagonistas de series y películas como Harry Potter, Wonder Woman, Daenerys Targaryen y Jon Nieve, de Juego de tronos, o la princesa Leia, de Star Wars. Y así un personaje fue llevando a otro hasta que nacieron los suyos propios, las Lampydolls, su último diseño.

"Nos decían que hacíamos un buen producto pero que necesitábamos alguna pieza más grande y empezamos con prototipos este verano", explican. Así, a través de la vieja técnica de "prueba y error" llegaron a sus nuevas muñecas: figuras de casi 30 centímetros con personalidad propia.

"Saltamos de los cuentos a nuestras propias historias", dicen las artesanas. Y es que las nuevas muñecas tienen nombre y vida propia. "No son muñecas conocidas, no salen en la tele... y tienes que presentarlas de una forma especial", dicen.

En su Facebook, cada diseño cuenta su historia. "Cada una es diferente y cada una tiene luz", dicen, por eso la colección basa su nombre en la familia de los Lampyridae, los insectos que emiten luz. Así hablan de Carmela, que se sienta frente a su ventana e intenta reproducir lo que la rodea con sus acuarelas; de Inés, que les salió zen y toma té de hierbas aromáticas que aliña con miel; de Estrella, que sale al balcón buscando constelaciones ocultas e imaginando nuevos planetas, o Carlota, que pasa las horas wasapeando con sus colegas y haciendo planes para después de la cuarentena.

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