Nueve mujeres acusan al tenor Plácido Domingo de acoso sexual

Ocho cantantes y una bailarina han narrado a la agencia AP comportamientos inadecuados del tenor que arrancan en los años 80
Plácido Domingo. ULISES RUIZ BASURTO
photo_camera Plácido Domingo. ULISES RUIZ BASURTO

La agencia Associated Press ha reunido el testimonio de ocho cantantes y una bailarina que acusan al tenor español Plácido Domingo de acoso sexual. Según sus relatos, que arrancan a finales de los años 80 y se prolongan tres décadas, habría presionado a mujeres para que mantuviesen relaciones con él.

Solo una de las nueve artistas aceptó ser identificada: Patricia Wulf, una mezzosoprano que cantó con Domingo en la Ópera de Washington. Una de las mujeres ha asegurado que Domingo metió la mano dentro de su falda, y otras tres han afirmado que forzó besos en la boca en un vestuario, una habitación de hotel y una comida de trabajo.

"Una comida de trabajo no es rara", señala una de las cantantes. "Pero que alguien intente agarrarte la mano durante una comida de trabajo es raro, o que te ponga la mano en la rodilla es un poco raro. Siempre te estaba tocando de alguna manera, y siempre besándote", añade.

Además de estas nueve mujeres, otras seis trasladaron a AP que recibieron proposiciones de Domingo que las incomodaron. La agencia también contactó con cantantes, bailarines, músicos de orquesta o personal que trabaja tras el escenario que dijeron que presenciaron un comportamiento inapropiado del tenor español con las mujeres más jóvenes.

"La gente que me conoce o ha trabajado conmigo sabe que no soy alguien que dañe, ofenda o avergüence a nadie a propósito", dice el tenor

RESPUESTA DEL TENOR. El artista trasladó a AP una declaración en la que asegura que las acusaciones son "profundamente preocupantes y, tal como se presentan, imprecisas". "Aún así, es doloroso oír que he podido molestar a alguien o hacerles sentir incómodos, da igual cuánto tiempo haga de ello y a pesar de mis mejores intenciones", dice. 

A partir de ahí, Domingo señala que cree que todas sus "interacciones y relaciones fueron siempre aceptadas y consensuadas. La gente que me conoce o ha trabajado conmigo sabe que no soy alguien que dañe, ofenda o avergüence a nadie a propósito", añade.

También señala, con todo, que "las normas y estándares por los que se nos mide hoy son muy diferentes de lo que eran en el pasado". "He tenido la bendición y el privilegio de haber tenido una carrera de más de 50 años en la ópera y me atendré a los estándares más altos", dice.