La muerte solitaria de Eduardo

La preocupación de vecinos y familiares no impidió que un castroverdés, cuyo caso llegó al Valedor do Pobo, falleciese solo en su vivienda "ruinosa" del casco urbano de la villa

Pertenencias del fallecido en la puerta de su casa. ANA SOMOZA
photo_camera Pertenencias del fallecido en la puerta de su casa. ANA SOMOZA

A pesar del interés de vecinos y familiares por la situación de Eduardo, que vivía solo en una casa ruinosa, con problemas de salud, pasaron varios días antes de que su cuerpo sin vida fuese hallado en su vivienda de Castroverde. De nada sirvió que su caso llegase incluso hasta el Valedor do Pobo. A sus 54 años, fue encontrado muerto en el inmueble después de que vecinos de la zona alertaran a la Guardia Civil de su prolongada ausencia. Efectivos de este servicio, acompañados de dos miembros del GES de Becerreá, entraron en la casa y certificaron su fallecimiento.

El caso de este castroverdés saltó a la luz hace unos meses a raíz de la denuncia de un particular ante la Valedora do Pobo y otras administraciones –Xunta de Galicia, Diputación y Concello de Castroverde–. La queja, de la que se hizo eco la Valedora pidiendo explicaciones al gobierno local, hacía referencia a las "condiciones insaludables" de la casa del fallecido, que vivía solo desde la muerte de su padre el año pasado y que, además, sufría diabetes.

Desde el Concello aseguraron –en base a un informe técnico– que la edificación no se encontraba en estado de ruina y que cumplía las condiciones de seguridad necesarias. Además, alegaron que Eduardo no estaba incapacitado legalmente y que contaba con medios económicos suficientes para gestionar su situación.

Un particular presentó una queja hace cuatro meses alertando de las "condiciones insalubres" en las que vivía Eduardo

Por su parte, la familia más cercana del fallecido lamenta lo ocurrido y achaca parte del problema a la "tozudez" de Eduardo, "que non deixaba axudarse". Desde el momento en el que se quedó solo, trataron de "sacalo desa casa, que xa se vía que non estaba ben". "Non tiña baño, non utilizaba a cociña. A pendella que está pegada á casa está caendo", señalan sus familiares para remarcar esa suerte de abandono personal. Aseguran que le ofrecieron mudarse con ellos en repetidas ocasiones, o incluso llevarlo a una residencia. "Ás veces dicíanos que si, pero logo non había maneira", comentan.

Según les contó en su día Eduardo, el área de servicios sociales del Concello de Castroverde había iniciado los trámites para solicitar su dependencia y, así, que una persona lo asistiese en su domicilio.

VECINOS. Quienes avisaron a la Guardia Civil de que no habían tenido noticias de Eduardo durante varios días fueron los vecinos del barrio, asustados por la posibilidad de que hubiese sufrido una subida de azúcar sin compañía de nadie que lo atendiese.

De hecho, su estado ya había suscitado la alarma en otros momentos. "Xa tivemos que chamar á Garda Civil doutra vez, porque faltaba da casa. Pero daquela non fixera falta entrar; xa aparecera antes", cuenta uno de ellos.

"Ás veces dábanlle mareos e caía", dicen. "Quitáranlle o carné de conducir hai pouco tempo por esas cousas", añaden , resaltando el empeoramiento de salud durante el último año.

La queja que destapó el tema hace meses partió de un policía nacional nacido en Castroverde y residente en otra comunidad. "Avisar as administracións de que un veciño está mal e que non se faga nada para evitalo é incrible", opina el denunciante. No entiende "como dan unha vivenda por válida cando á vista está que non o é" y sugiere que "tiñan que ter feito algo: declarala en ruínas e sacalo de alí; levalo a xunto de alguén que o coidase". "Non sei que opcións hai para axudar nestes casos, pero algo debería haber", concluye tajante.

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