Mucho más que siete instrumentos

Lugo cuenta actualmente con siete órganos, que son parte esencial de la herencia artística de la ciudad ► El más antiguo data de principios del siglo XVIII

El órgano del realejo. SEBAS SENANDE
photo_camera El órgano del realejo. SEBAS SENANDE

En Lugo hay constancia de la existencia de órganos musicales desde comienzos del siglo XVIII. De los siete que se conservan, tres se localizan en la catedral, siendo el del evangelio el más antiguo -data de 1703- y el de la epístola el más trascendente por su peculiaridad constructiva. En este periodo se ha identificado un único organero lucense, Pedro Méndez, y una única pérdida, la del órgano de la iglesia de San Pedro, fruto del proceso de desamortización de la Iglesia.

Entre los tres órganos catedralicios, hay uno que brilla con luz propia, conocido como órgano de la epístola. Fue reconstruido por Manuel Sanz en 1805 y su última reforma -obra de Fray Manuel Fernández y del carpintero José Sal- data del año 1920.

El canónigo de la catedral de Lugo, Luis Varela Castiñeira, asegura que reconocidos organeros coinciden en que "se trata de un instrumento único en el mundo por su peculiaridad constructiva", ya que a diferencia del resto de órganos, sus tubos se disponen en posición horizontal, lo que genera "una serie de peculiaridades sonoras que derivan en un sonido estereofónico".

De los otros dos órganos con que cuenta la catedral solo uno se encuentra en activo, el del evangelio, que también es el más antiguo de la ciudad, construido por el organero palenciano José de Arteaga entre 1703 y 1708. El tercero restante se trata de un pequeño instrumento, un realejo, que se localiza en la capilla de los Ojos Grandes y que requiere de una profunda restauración. Data del siglo XVII y su constructor fue Gregorio Roldán.

OTRAS IGLESIAS. Los cuatro órganos que completan la herencia artística de la ciudad se reparten entre otras tantas iglesias. El de la parroquia de Santiago A Nova, cuyo ejemplar fue realizado por los catalanes Alberdi &Cia en 1907, se trata de un instrumento sinfónico en el que todos los tubos se encuentran dentro de su caja expresiva. Un año después, en 1908, se construyó el de la Iglesia de los Padres Franciscanos, obra, al igual que la reforma del de la epístola, de Fray Manuel Fernández.

El órgano de la iglesia del Sagrado Corazón es el más pequeño y fue elaborado en los años 80 por la Organería Española. El último en esta relación es el del convento de las Agustinas Recoletas, que es "el más histórico de la ciudad" al considerarse "el más original", ya que prácticamente no sufrió ninguna reforma. La única que se llevó a cabo fue la realizada por Manuel Sanz a principios del siglo XIX.

El único órgano del que hay constancia y ya no se conserva es el que se encontraba en la iglesia de San Pedro, en el antiguo convento de los franciscanos. Su desaparición tuvo lugar en pleno proceso de desamortización de la Iglesia y lo más probable es que en las Guerras Napoleónicas fuese desmontado y fundido para la elaboración de balas.

ORGANERO LUCENSE. El único "constructor de órganos" del que se tiene noticia en la historia de la ciudad fue Pedro Méndez Meilán, nacido a principios del siglo XIX en la parroquia lucense que da nombre a su segundo apellido. Como organero no tiene ninguna obra en Lugo, pero sí se encargó de la restauración del órgano del evangelio. Su construcción más importante fue la de la Colegiata de Villafranca del Bierzo.

El órgano, explica Varela, procede "de la tradición clásica de Grecia y Roma, donde aparece bajo el nombre de hydraulos. Su uso inicial era festivo, empleado en los recibimientos a los emperadores tras sus batallas. Su introducción en la iglesia es posterior, de la mano de los monjes benedictinos", cuenta. La importancia de los órganos en la música sacra se justifica, dice, "por su gran posibilidad expresiva, al ser el más apropiado para acompañar los cantos".

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