Morderse la lengua

La principal residencia de ancianos de la capital de China cuenta actualmente con una lista de espera de un siglo. O al menos eso es lo que nos cuenta uno de los diarios locales del gigantón asiático. El geriátrico ofrece más de mil plazas para personas mayores. No es precisamente la casa de los pitufos. El problema radica en que hay más de diez mil usuarios interesados en disfrutar de sus cuidados gerontológicos. Ante semejante demora, hay que ser previsor de narices. Tener las ideas claras. Con la caída del primer diente de leche, habría que pedirle al Ratoncito Pérez una reserva en tan solicitado albergue de senectud. Cuando el roedor pasase a recoger la segunda pieza, lo suyo sería reclamar años de vida para llegar a disfrutarla. Así, cuando ya tuviésemos que usar prótesis para morder el pan, dispondríamos de cama asegurada en ese templo de la vejez.

Lo realmente frustrante sería esperar una centuria, fardando de la plaza reservada con los compañeros de tute, para luego diñarla en el primer asalto. Llegar, y hasta luego Lucas. Por la vía rápida. Sin posibilidad de exigir la hoja de reclamaciones. Si el tránsito a la eternidad ya tiene sus inconvenientes, con semejante desilusión tiene que avinagrarse el viaje.

Coñas aparte, la situación de esa residencia adquirió trascendencia planetaria en el contexto de una noticia sobre lo complicado que resulta encontrar un lugar adecuado para la gente mayor en Pekín. Nos contaba que los mejores geriátricos públicos están saturados y los privados son muy caros para la mayoría de la población. También explicaba que los ancianos en China, donde los abuelos son muy respetados, tradicionalmente eran atendidos por sus descendientes, pero esa costumbre empieza a resquebrajarse por el propio envejecimiento de la población.

Salvando las lógicas diferencias, algo parecido sucede muy cerca de nosotros. Algunas comarcas de Lugo tienen una población más envejecida que Japón, el país más longevo del mundo. El acceso a una residencia privada no es algo que esté al alcance de todo el mundo y conseguir plaza en los geriátricos públicos no es precisamente fácil. Otras prestaciones para la tercera edad también están tocadas por la crisis. Andamos a vueltas con el servicio de asistencia en el hogar y la teleasistencia.

Por otra parte, las ayudas a la dependencia llegan tarde a menudo. Hay muchos casos en los que el posible beneficiario fallece antes incluso de haber sido evaluado para percibir esa prestación Un conocido me contó que unos días después del deceso de un familiar, tras muchos meses de espera, recibió la llamada de una funcionaria. Lo informó de que ya había fecha para valorar la incapacidad de la persona que acababa de morir.

Ante tal tesitura, tenía dos opciones. Explicarle a la buena mujer por donde podía la Administración meterse su ayuda o hacer lo que hizo. Ser educado y correcto. Morderse la lengua. Aún a riesgo de envenenarse con el sabor amargo de las palabras no pronunciadas.

El PP vive su ‘momento dulce’ mientras el PSdeG aún tiene que poner orden en casa

Estaba cantado. Núñez Feijóo vino a Lugo a darse un baño de masas en el congreso del PP y, seguramente, José Manuel Barreiro hará lo propio en el cónclave provincial del 2 de marzo. Lo reconocía el propio Orozco. Los populares están viviendo en Galicia su «momento dulce». Los socialistas aún tienen que poner orden en casa para ser una alternativa.

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