El monfortino Antonio Casares se cuela en el 'Álbum da ciencia' junto a sus hijos

La publicación del Consello da Cultura Galega, que hace referencia a 30 científicos, divulga las historias de pioneros como Rof Codina, fundador de la Gran Clínica Veterinaria de Lugo, o Jimena Fernández de la Vega, doctora en Medicina

Ilustración de Antonio Casares Rodríguez, científico de Monforte. NURIA DÍAZ
photo_camera Ilustración de Antonio Casares Rodríguez, científico de Monforte. NURIA DÍAZ

La reina Victoria de Inglaterra tuvo un parto doloroso en 1853. Para aliviar el dolor solicitó que la anestesiasen con cloroformo. Era algo novedoso en la época, que había descubierto el escocés James Young Simpson en 1847. El mismo año, el monfortino Antonio Casares sintetizó el cloroformo y lo probó en un perro y en sí mismo. A raíz de los experimentos de este químico, se empezó a usar en el Hospital Real de Santiago en las operaciones quirúrgicas.

El Álbum da ciencia. 30 nomes e as súas achegas, publicado por el Consello da Cultura Galega (CCG), divulga el trabajo de una treintena de científicos gallegos, de entre los 300 que figuran en la página web del CCG, y entre los que también hay lucenses.

Entre las vidas ilustradas y contadas está la de Antonio Casares Rodríguez, nacido en Monforte en 1812. Además del cloroformo, fue el primero en producir electricidad con un arco voltaico en España. En las fiestas del Ápostol de 1852, Casares produjo luz como atracción para los visitantes.

Como investigador químico destacó por su análisis de las aguas de los balnearios de Galicia, la composición de cultivos y la lucha contra las plagas, como el oídio de la vid.

"Dos 30 seleccionados, tres son Casares. Están el máis dous fillos: un botánico e outro químico. Tamén Miguel Gil Casares, médico, e sobriño de Antonio", explica Tino Fraga, coordinador de la obra. También señala que es habitual que existiesen sagas familiares en la ciencia, "pero la de Casares destaca, máis que pola continuidade, por ter a científicos moi importantes". El papel de Casares Rodríguez como cabeza principal de la Facultad de Farmacia y Ciencias también favoreció esta proyección familiar.

El único balenario al que Casares no le analizó el auga fue al de Guitiriz porque estaba iniciando su actividad. Su primer director fue Wenceslao Fernández de la Vega y su hija, Jimena Fernández de la Vega, es otra de las científicas que aparecen en el álbum.

"As mulleres ata o século XX non poden acceder a estudos superiores. Jimena estudou en Lugo e despois formou parte da primeira promoción de Medicina en Santiago", señala Fraga.

En 1911, ya doctorada en Medicina, recibió una beca para formarse en Alemania y Austria. Allí se interesó por los fundamentos de la genética y, en su regreso a España, se ocupó de la traducción para la difusión de este campo de la medicina.

"En Madrid tivo o respaldo de Novoa Santos e realizou investigacións en xenética moi importantes", explica Tino Fraga. En 1933 se crea la Sección de Genética y Constitución con Jimena Fernández de la Vega como directora.

Con la muerte de Novoa Santos, Jimena se quedó sin apoyos, opositó al puesto de médico de balneario y retornó a Guitiriz, para trabajar junto a su padre.

Os 30 científicos galegos máis senlleiros (1). EP

Os 30 científicos galegos máis senlleiros (2). EP

Rof Codina llegó de su Barcelona natal a Lugo en el año 1898 y es una figura imprescindible en el campo de la veterinaria, tanto en lo relativo a la higiene como por su incansable activismo en los movimientos agraristas. "É un home moi valioso e a veterinaria galega débelle moito pola mellora gandeira", según explica Fraga.

Tras abandonar el Ejército, fundó, junto con José Carballo, la Gran Clínica Veterinaria de Lugo, la primera de España, y la única que tenía vacunas del Instituto Pasteur para Asturias y Galicia.

Entre sus mayores intereses destaca el énfasis en la creación de sociedades de seguros mutuos para que las explotaciones de pequeños productores fuesen rentables. También se debe a Rof Codina el primer estudio de las razas bovinas gallegas para mejorar su genética.

Su lealtad republicana le costó, tras la Guerra Civil, un expediente y una jubilación forzosa en 1944. A partir de entonces se dedicó a la divulgación desde la Estación Pecuaria de Lugo y desde su Cátedra Ambulante de Divulgación Pecuaria con la que recorrió toda la provincia lucense.

A un paso de la Plaza España de Ribadeo está la Rúa Enxeñeiro Schulz, en homenaje al autor del primer mapa geológico gallego.

Guillermo Schulz llegó a Ribadeo como comisario de minas y en 1834, mientras Domingo Fontán acababa su mapa, viajó a caballo delimitando materiales geológicos. En algunos lugares contaba con informantes que lo ayudaban, como Antonio Casares Rodríguez en Monforte.

Además de Schulz, Elhuyar y Ezquerra, el otro padre de la geografía española fue Casiano de Prado, que realizó sus estudios en el Colegio Militar de Lugo. Destacó en las investigaciones de paleontología y es pionero en la práctica de alpinismo en España.

Por el Seminario de Lugo pasó Ramón María Aller Ulloa, uno de los astrónomos más destacados del siglo XX, que también fue catedrático de Matemáticas, sacerdote y políglota -llegó a dominar diez idiomas-. El astrónomo Hugh Percy Wilkins le dio el nombre de Aller a un cráter de la Luna.

"Trátase de poñerlles cara, de que as persoas os coñezan e se sintan orgullosas de ter entre os seus paisanos xente que fixo cousas moi potentes en ciencia", dice Fraga.

Este pequeño álbum es un primer paso para conocer grandes historias que ocurrieron muy cerca, porque "a ciencia tamén é cultura e debemos poñela en riba da mesa", conclúe Fraga.

El químico Batuecas será el homenajeado en el Día da Ciencia en Galicia
El primer catedrático de Química Física de la Universidade de Santiago, Tomás Batuecas (1893-1972), será el homenajeado en el Día da Ciencia en Galicia, el 8 de octubre. La Real Academia Galega de Ciencias (RAGC) ha elegido a Batuecas como "referente internacional", ya que jugó un papel determinante en el método para establecer el peso atómico de los elementos químicos y logró calibrar los del aluminio, el plomo, el potasio y el sodio.

Este homenaje coincide con el 150 aniversario de la creación de la tabla periódica. Batuecas nació en el municipio extremeño de Aldeanueva del Camino en 1893, aunque estuvo muy ligado a Galicia desde que en 1932 ganó la cátedra de Química Física de Santiago, la primera de esta especialidad habilitada en España.

Tras licenciarse en Ciencias Químicas en la Universidad de Salamanca en 1913, Batuecas orientó su doctorado al tema que protagonizó toda su trayectoria científica, al centrar su tesis en la revisión del peso atómico del carbono.

Del Laboratorio de Investigaciones Físicas en Madrid, donde fue discípulo de Blas Cabrera, pasó a la Universidad de Ginebra gracias a una beca de dos años otorgada por la Junta para Ampliación de Estudios, institución antecesora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Allí conoció al destacado científico Enrique Tiernos, con el que formó equipo en Madrid.

En 1932 ganó por oposición la primera cátedra de Química Física habilitada en España, lo que supuso la creación de nuevos laboratorios y líneas de investigación en la USC. "En Santiago fue recibido como la figura de relevancia internacional que ya era", explica la RAGC.

A lo largo de su trayectoria, Batuecas publicó 139 trabajos científicos, de los que alrededor de 50 fueron difundidos por revistas internacionales. En ellos queda constancia de los esfuerzos del químico de la USC por afinar todo lo posible diversos métodos de determinación de masas atómicas.

Él y su equipo consiguieron especificar las de varios elementos: el aluminio, el magnesio, el silicio, el sodio, el potasio, el arsénico y el plomo. El peso atómico es una propiedad muy relevante que permite estudiar el comportamiento de los tipos de materia y establecer relaciones entre ellos.

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