Opinión

Medios plurales y creíbles

Lamentablemente la reforma de la elección de los órganos de gobierno y control de RTVE no se ha hecho de forma unitaria por todos los grupos del Congreso. La necesidad de unos medios públicos suprapartidarios en sus programas informativos y con contenidos por encima del interés comercial en su programación general parece una obviedad. La necesidad urgente de la reforma es otra obviedad. La resistencia a la misma, es una expresión más de la falta de sensibilidad frente a las demandas de cambio y regeneración en el comportamiento y en la acción política que trajo consigo la recesión económica y que reflejó el fenómeno del 15-M y el comportamiento electoral que siguió. La radio y la televisión pública no pueden entenderse ni en términos comerciales ni en términos partidistas. Han de ser informativamente el medio de referencia riguroso, ecuánime y creíble. Lo cual significa que no puede ser instrumentalizado ni por el partido de turno, como vino ocurriendo, ni por grupos o sindicatos que se autoproclamen representantes del interés general. El servicio a la cultura y al entretenimiento no se identifica ni con la vulgaridad competitiva por las mismas audiencias que las radios y las televisiones privadas ni con una programación minoritaria y sin capacidad de atraer. La fórmula de Radio Clásica o Radio 3 en RNE son buenos ejemplos del camino que deben seguirse. No es solo reformable el enfoque de los programas informativos, lo es también la programación general. La 2 de TVE, ocasionalmente fue un ejemplo. Pero en el mundo democrático y defensor del pluralismo hay ejemplos a seguir y no solo en la tradicional referencia a la BBC. Tanto los medios públicos estadounidenses como la misma Alemania sirven para aprender. Incluso Alemania, en la televisión pública con la concepción y práctica federal, debería servir para las autonomías españolas.

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