Medio siglo pagando por aparcar en Lugo

El 15 de septiembre de 1969 entraba en vigor un bando del alcalde Fernando Pedrosa en el que se delimitaba una zona azul
Imagen antigua de una 'zona azul'. EP
photo_camera Imagen antigua de una 'zona azul'. EP

PAGAR POR aparcar no es cuestión de hace pocos años. En 1969, el Ayuntamiento de Lugo delimitó, por primera vez en la historia de la ciudad, una zona azul. El desarrollismo económico de la década de los 60 había aumentado el parque automovilístico en Lugo y aparcar comenzaba a hacerse difícil. De hecho, zonas que hoy son peatonales –como el fondo de la Praza Maior o Santa María– estaban atestadas de vehículos. 

La zona azul delimitaría una serie de calles –todo el recinto amurallado y algún tramo de la Ronda– donde el aparcamiento sería de pago y acotado a hora y media como máximo. El sistema de control era sencillo: cada conductor debería llevar dentro del coche un cartón con un disco incorporado que giraba y en el que se registraba la hora de entrada y de salida. Agentes de la Policía Local –entonces, Guardia Municipal– vigilarían los horarios de cada coche y si estos no se cumplían, multarían a los infractores. 

El primer día que entró en vigor la zona azul en Lugo, el 15 de septiembre de 1969, el entonces alcalde, Fernando Pedrosa Roldán, se tomó la molestia de recorrer el centro y ver si los conductores cumplían con el bando dictado días atrás. Su impresión fue "favorable" y declaraba a El Progreso: "La gente, en su mayor parte, está cumpliendo satisfactoriamente, aunque existen las pillerías de siempre, los avispadillos". 

La primera semana de zona azul el Ayuntamiento decidió no multar. No sería así siete días después, cuando no poner el disco o fijar una hora de llegada o salida falsa comenzaría a castigarse con 50 duros de sanción. Es decir, 250 pesetas de la época (1,5 euros, aproximadamente). 

Cada conductor registraba en un disco-reloj, que dejaba frente al parabrisas, la hora en la que aparcaba y la prevista de salida

DISTANCIA. Además de ser honestos con las horas de llegada y salida, los conductores no podían cambiar el coche a menos de 200 metros para estar más de hora y media aparcado en la zona. Algunas de las peripecias que harían los conductores lucenses para saltarse el control del aparcamiento serían, según contaba el alcalde, cambiar el coche del aparcamiento del fondo de la Praza Maior al que había frente a los Franciscanos. 

En el año 1969, el Concello todavía no tenía servicio de grúa aunque al alcalde se le notaban ganas de tenerlo. "Por ahora, no tenemos nada de esto, pero si es necesario implantarlo no seré yo el que me eche para atrás", decía. 

La grúa no llegaría hasta casi veinte años después, en la etapa en la que Alfredo Mosteirín fue concejal de tráfico con Vicente Quiroga en la alcaldía. Sin embargo, Fernando Pedrosa alertaba también, desde El Progreso, de que se podría echar mano de la grúa solicitándola a algunos establecimientos que las tenían en alquiler siempre y cuando el aparcamiento pudiese resultar peligroso para el tráfico. 

SEÑALIZACIÓN. La señalización de la zona azul se colocó en las puertas de la muralla. En principio, justo debajo de las señales que permitían aparcar, lo que levantó quejas de los ciudadanos por falta de visibilidad. La zona azul dejó vacía el primer día de su aplicación una de las calles más disputadas para aparcar en el Lugo de hace medio siglo: Juan Montes, en donde –decía El Progreso– hasta entonces "era más difícil hallar un sitio disponible que en la Puerta del Sol de Madrid". 

RELOJES. Había hasta cuatro modelos distintos de reloj. Sin embargo, el más común era el patrocinado por la entonces Caja de Ahorros de La Coruña y Lugo, que se regalaba en el Ayuntamiento y en la Guardia Municipal. 

Los discos estaban escritos en varios idiomas, quizá adaptándose al boom turístico que se vivía en Levante y en la Costa del Sol. Claudio J. Castro Lage guarda en casa uno de estos relojes, que él ya considera como una reliquia. "Incluían unha advertencia de sanción en varios idiomas. Era curioso. O horario dos discos ou reloxos comezaba ás oito da mañá e este sistema de control de aparcamento era para todos os lucenses, incluídos os residentes na zona azul", recuerda este hombre que, en cambio, nunca llegó a usar el disco por no tener aún el carné. 

POLICÍA. En cambio, Jaime López López –el sargento Jaime, en la Guardia Municipal– sí guarda en su memoria la puesta en marcha de la Zona Azul. "A xente portábase ben. Ás veces, cando iba poñer unha multa, dicíanme: E por que non denuncia a aqueloutro?. Tamén había condutores que sempre querían ter a razón e costáballes moito aceptalo, pero as multas eran pequenas", recuerda el sargento, que ejerció durante 38 años, de 1955 a 1993. 

De todas formas, en la memoria del sargento Jaime hay peor recuerdo del caos de tráfico que había en Lugo que de la falta de aparcamiento. Este exguardia municipal fue el encargado, durante una década, de ordenar el tráfico de entrada y salida del cruce entre la Porta de San Fernando y la Avenida da Coruña. 

"Aquelo era un caos total. Na Ronda da Muralla circulábase en dúas direccións e era moito máis estreita que agora. Non había estación de autobuses e os autocares paraban na Porta da Estación, bloqueando moitas veces o tráfico. A min tocoume dirixir a circulación en San Fernando. Era un cruce conflitivo porque os que entraban pola Avenida da Coruña podían ir de frente, hacia a muralla; ir á dereita ou ir á esquerda. Moitos dos coches nin intermitente tiñan e os condutores sacaban o brazo por fóra da ventaíña para indicar hacia que lado collían", afirma el sargento Jaime. 

Este veterano policía reconoce que el volumen de coches que había en los primeros años de la década de los 70 nada tenía que ver con el que hay ahora. Sin embargo, por todos estos factores, la regulación del tráfico era mucho más complicada. "Había moita bicicleta aínda pero tamén carretillas de man e motocarros. Desde a estación do tren subían pola Rúa de Castelao carretillas tiradas por homes que traían sacos de azucre hacia o centro. E tamén había os maleteiros que subían ou baixaban hacia ou desde o hotel Méndez Núñez", comenta el sargento. 

El bando también limitaba la entrada en Lugo de camiones y buses hasta dos toneladas y media de peso entre las diez y media y las dos y media, y de cuatro y media a siete de la tarde. Precisamente, los camioneros fueron los conductores que más se quejaron por la implantación de la zona azul. 

"Era un sistema moi fiable"
La zona azul no era exclusiva de Lugo. Otras ciudades también habían implantado este mismo sistema. Una de ellas era Sabadell, en Barcelona, a donde había emigrado el taxista lucense Eusebio Méndez. "Era un sistema moi fiable e regulaba tamén a carga e descarga", indica.

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Minutos dejaba el Ayuntamiento de Sabadell para aparcar en la zona azul. En Lugo, era hora y media .