Medio siglo de educación en familia

El colegio Cervantes celebra este jueves con una gala sus cincuenta años de existencia, un periplo que comenzó en el barrio Feijóo pero que creció y se desarrolló en Camiño de Pipín, donde 228 alumnos curson sus estudios a día de este jueves

LUGO. En el año 1967, en un local de la calle San Lorenzo del barrio Feijoo, Gonzalo Castro Nieves e Inés Lodeiro pusieron en marcha el colegio Cervantes, un centro de primaria pequeño, con tres unidades, en el que también trabajaba una tercera docente, Dolores Felpeto, que se ocupaba de los pequeños, mientras que Gonzalo Castro enseñaba a los niños e Inés Lodeiro a las niñas. Aquel fue el inicio del centro educativo del mismo nombre que hoy sigue funcionando en Camiño de Pipín y en el que actualmente cursan estudios de infantil y primaria 228 alumnos. Esa trayectoria de medio siglo será motivo de celebración esta tarde en una gala que tendrá lugar en el auditorio Gustavo Freire.

En pocos años surgió la iniciativa de solicitar la ampliación del centro y su conversión en colegio de Educación General Básica, el sistema educativo que implantó la ley Villar Palasí de 1970 y que contemplaba ocho cursos de escolarización obligatoria entre los seis y los catorce años. Para este cambio, el colegio Cervantes se unió con el Sagrado Corazón, un centro impulsado por José Castro Meilán en Campo Castelo. «Entre os dous logramos formar unha asociación e ir á transformación nun colexio grande como é hoxe o que está ubicado no Camiño de Pipín», recuerda Gonzalo Castro.

La unión supuso la ampliación de la plantilla de tres docentes a nueve, que inicialmente -mientras no acababa de construirse la nueva sede en Camiño de Pipín- impartían clase en un bajo situado detrás de la iglesia de A Milagrosa, donde se instalaron las ocho unidades de EGB, aunque con gran carencia de espacios lúdicos y administrativos.

Entre 1975 y 1996, mientras estuvo vigente la Ley de Educación General Básica, el colegio multiplicó su matrícula. «Los cursos eran muy numerosos, llegando a cuarenta y mucho y hasta cincuenta alumnos», recuerda Inés Lodeiro. Con la llegada de la Logse, el colegio se quedó con una sola unidad, como tiene en la actualidad, para las etapas de infantil y primaria, ya que no tenía espacio suficiente para acoger secundaria. «Fue una etapa difícil, tanto para nosotros como para las familias del entorno, pero la fuimos asumiendo», apunta de este cambio.

Sin embargo, uno de los momentos más duros de este medio siglo de existencia para la comunidad educativa del colegio Cervantes fue el fallecimiento en 2013 del exdirector y cofundador José Castro Meilán, para quien esta tarde habrá un emotivo recuerdo. Su hija, Salomé Castro es, junto con Inés Lodeiro, actual titular del centro, en el que también imparten clase los hijos de esta y de Gonzalo Castro: Gonzalo, Jose y Juan.

Desde que Salomé Castro se incorporó en 1981, el centro sufrió transformaciones, pero «nada comparable al esfuerzo, sacrificio y tesón que le pusieron los fundadores del centro», reconoce esta docente. El último gran cambio en infraestructuras se produjo cuando se desarrolló la unidad de actuación de Agro do Rolo y el centro cedió terrenos a cambio de un polideportivo cubierto.

El colegio Cervantes, de los pocos concertados laicos de la provincia, sigue manteniendo vivo el espíritu familiar de sus inicios y es hoy en día un referente de su entorno próximo, a caballo entre A Milagrosa y A Piringalla.