Medio siglo decorando las calles de Sarria

La tradición de instalar pinos de Navidad en la villa comenzó con un vecino en A Estación, tras lo que se trasladó la idea a otros barrios
Pino de Navidad en A Estación. EP
photo_camera Pino de Navidad en A Estación. EP

Encontrarse árboles decorados por Navidad en las calles de Sarria es una tradición que arrancó hace alrededor de medio siglo con un vecino de A Estación, tras lo que la idea se trasladó a otros barrios con otros residentes y, más tarde, de la mano del Concello y los empresarios.

Emilio Quiroga. EPCorría alrededor del año 1968 cuando un sarriano, Emilio Quiroga Alvaredo, más conocido como Trabuco (en la foto), instaló en un solar de A Estación, en la hoy intersección de las calles Calvo Sotelo y José Antonio, un gran árbol. Este vecino tenía una taberna en la zona y se dedicaba también a cortar madera. Con la ayuda de otro maderista, Fonte de Padriñán, llevaron a Sarria un pino de unos 15 metros de altura, recuerda su sobrino, José Antonio Quiroga.

El traslado del árbol fue "complexo", pues tuvieron que "unir tres remolques de tractor", relata. También tuvo sus dificultades ponerlo en pie, para lo que "todo o barrio se uniu no labor, uns empuxando e outros con cordas", explica. El pino se decoró con "80 bombillas de cor" y una estrella, que las subieron "empatando dúas ou tres escaleiras dos traballadores de Fenosa". Tal cantidad de lámparas era "impresionante" para aquel entonces y "falábase do pino da Estación e ían velo os nenos". "Trabuco naquel tempo podería considerarse en Sarria o Abel Caballero de hoxe en Vigo", bromea José Antonio Quiroga sobre la iniciativa de su tío, ya fallecido.

El primer árbol instalado en A Estación tenía 15 metros de altura

Emilio Quiroga instaló el pino durante unos cinco años, tras lo que continuó con la tradición su sobrino, que también regentó un negocio hostelero en el lugar. Sin embargo, era un árbol algo más modesto, de "seis ou sete metros de altura". Llevaban a cabo una inauguración con la degustación de chorizos e iscos.

Ante los costes de la iniciativa comenzaron a ayudar los comercios del barrio e incluso llegaron a encargar una grabación con villancicos y felicitaciones de Navidad de los negocios colaboradores. Cortar un pino en el monte "xa non se vía ecolóxico", por lo que realizó una estructura metálica, cuenta Quiroga, quien unos años después dejó de colocarlo.

En aquellos tiempos también se unieron a instalar un pino decorado los vecinos de otros barrios, como As Insuas y Catro Camiños. En el convento de La Merced se colocó uno con la colaboración de la Organización Juvenil Española (Oje). Además, se instalaban belenes, el de mayor tradición era precisamente el del monasterio.

La tradición de poner los árboles de Navidad la continuaron los vecinos y más tarde el Ayuntamiento, mientras los comerciantes se ocupan de instalar el alumbrando, llenando la villa de luz y color en las semanas de Navidad.

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