Opinión

Más de lo mismo

CUANDO alguien se recupera de un palizón, lo normal es sentir alivio. Haber salvado dos farragosas campañas electorales, una detrás de otra, aunque lo exija el guión de la democracia, produce igual sensación de relax. Desvanecidas algaradas, arrogancias y promisiones que jamás serán cumplidas, llega el momento de buscar acomodo bajo el paraguas de la cruda realidad, que marcará el devenir de otros cuatro años con la amenaza de más guirigáis partidistas que de funcionalidad democrática. Los elegidos para reemplazar a los que cesan, merecen cuando menos un margen de confianza en la gestión que les toca plasmar; si siguen gobernando quienes no lo hicieron bien, aun considerando los ajustes que habrán de producirse para acomodar alianzas, es poco probable que se modifiquen conductas o criterios agotados. Lo que no hicieron bien antes, difícil que lo mejoren ahora, por mucha que sea la confianza renovada. El ánimo y la iniciativa no se cambian con la misma facilidad que de camisa. De poco sirvió que en Lugo rondase la sorpresa. La casi segura y tormentosa continuidad frustra una renovación que muchos añoraban. Más de lo mismo, tras una fracasada gestión que mejor es olvidar.

Comentarios