Blog | El Ala Oeste

Maldita hemeroteca

Desde el primer anuncio de un Ave gallego en 1988, lo único que viaja a alta velocidad en Galicia son los incumplimientos
Obras de un tramo del Tren de Alta Velocidad Madrid-Galicia, a su paso por Zamora. EFE (AEP)
photo_camera Obras en un tramo del Tren de Alta Velocidad Madrid-Galicia, a su paso por Zamora. EFE (AEP)

AUNQUE LA HISTORIA del Ave gallego arranca de forma oficial a mediados de los años 90 con el socialista Josep Borrell como ministro de Obras Públicas, el debate político en España ya había agitado antes este árbol en busca de frutos electorales. Hoy, casi tres décadas después, el árbol ya no tiene frutos, hojas ni ramas, aunque los políticos siguen empeñados en agitarlo. Pero el debate de la alta velocidad a Galicia no da más de sí. Quizás por eso sea un buen momento para que unos y otros miren atrás, revisen la hemeroteca y se disculpen con los gallegos.

Mayo de 1988: "En 1993 habrá tren de alta velocidad entre Madrid y Galicia"

"En el año 1993 habrá un tren de alta velocidad circulando entre Madrid y Galicia". El entonces ministro de Transportes y Comunicaciones, Abel Caballero, realizaba este anuncio en Vigo, en la que es la primera declaración gubernamental sobre la alta velocidad gallega, aunque en realidad no pase de la categoría de anécdota.

Junio de 2000: "El tren gallego estará entre los mejores de Europa"

El Gobierno socialista de Felipe González había esbozado el primer Ave gallego a mediados de los años 90 con Borrell, que después el ministro del PP Arias-Salgado guardó en un cajón durante cuatro años. De allí lo rescató el asturiano Francisco Álvarez-Cascos, que no prometió uno sino dos Ave a Galicia: el de la Meseta que entraba por Ourense y el Transcantábrico. Fijó el horizonte de finalización para el primero —el otro no era más que una ilusión— en el año 2009 y lo situó "entre los mejores de Europa" en lo referido a velocidad y prestaciones, mejorando incluso las del Ave a Sevilla.

Enero de 2003: Aznar y el Plan Galicia, un verdadero Ave pero para 2010

El Consejo de Ministros del 24 de enero de 2003 en A Coruña para aprobar el Plan Galicia a raíz de la catástrofe del Prestige también supuso novedades en el cronograma del Ave gallego. Por primera vez se habló de la alta velocidad como la concebimos hoy y no un tren de altas prestaciones como se había proyectado hasta el momento. Y José María Aznar le puso fecha: el año 2010.

Abril de 2004: "Los gallegos tienen que estar ilusionados con el tren"

En 2004 perdió Aznar y ganó Zapatero. Con el socialista llegó a Fomento Magdalena Álvarez, cuya relación con el "Plan Galicia de mier..." no fue muy buena, aunque bajo su dirección empezó la obra en 2005. Acusó a Cascos de ser muy ambicioso en sus plazos y dio otros más realistas: Galicia tendría Ave 2008, en 2009 y, finalmente, en 2012, que quedó como fecha oficial. "Los gallegos tienen que estar ilusionados" con el proyecto, dijo durante una visita a las obras con Pérez Touriño. Pero en realidad, el que avanzaba a alta velocidad era el Ave a Cataluña y no el de Galicia. Hasta Abel Caballero, entonces presidente de la Autoridad Portuaria, amagó con renunciar como candidato a la alcaldía de Vigo en 2007 si Álvarez no comprometía plazos y dinero para el Ave.

Noviembre de 2009: "La llegada del Ave a Galicia en 2012 no es posible"

La sinceridad con la que el ministro José Blanco realizó esta afirmación en el Congreso es de lo poco rescatable en tres décadas de culebrón del Ave gallego. Entonces, prometió la primera alta velocidad (Ourense- Santiago) para 2011 y el esperado Ave a Madrid para 2015.

Diciembre de 2011: "No voy a dar una fecha del Ave para incumplirla"

En la toma de posesión de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, eludió mojarse con el Ave. Fue su ministra Ana Pastor quien revisó el estado de las obras y lidió con una crisis que vació las arcas de Fomento. ¿El resultado? Una nueva fecha: año 2018.

Abril de 2017: "El Ave gallego circulará en pruebas a finales de 2019"

La última fecha oficial la dio el ministro Íñigo de la Serna, que introdujo el concepto "en pruebas" para finales de este año. Es el compromiso vigente, porque su sucesor José Luis Ábalos lo asumió.

Jabalí y velutina devoran el presupuesto

LOS PRESUPUESTOS de la Xunta para 2020 contemplan partidas que, sumadas, se aproximan a los 6 millones de euros para hacer frente a dos especies animales convertidas ya en plaga en la comunidad: el jabalí y la avispa velutina. Puede parecer una cifra anecdótica en unas cuentas de más de 10.000 millones, pero no dejan de ser mil millones de las antiguas pesetas o, explicado de otra forma, lo mismo que se destinará a arreglar las rutas del Camino. Las ayudas directas para daños del jabalí de Medio Ambiente superarán los 3 millones de euros, mientras que Vicepresidencia reserva 2,3 millones para ayudar a los concellos a combatir la avispa asiática. Y todo esto sin contar el esfuerzo económico de otros departamentos para otras medidas de refuerzo o para otras plagas o fauna, desde la avispilla del castaño al lobo. Se trata de una nueva realidad a tener en cuenta al hacer números y a la que Galicia está muy expuesta. Las ayudas para el jabalí eran 600.000 euros en 2016 y 3 millones hoy: cinco veces más.

Pablo Casado vuelve a desviarse del plan 

EL PARTIDO Popular parecía tener muy bien aprendida la lección del 28-A y su líder, Pablo Casado, planteó una precampaña diametralmente opuesta. Despejado el riesgo de sorpasso por parte de Ciudadanos y frenada la euforia de Vox, ya no tenía que competir por la derecha, lo que permitió mostrar a un candidato un poco más centrado. A esto le sumó la rebaja de la sobreexposición a la que se había sometido en la primavera, un peligro en política donde si hablas mucho y a diario corres mucho más riesgo de meter la pata. Casado sufrió todo eso y, a la vuelta del verano, además de la barba cambió también su actitud. El plan estaba claro: mejor hablar de economía que de la unidad de España. Pero este PP de Casado y los suyos no tardó en volver a retratarse. En cuanto le pusieron delante el capote de la sentencia del procés y la exhumación de Franco, embistió. El líder popular se desvió del plan y volvió a quedar en evidencia, una imagen que no ayuda nada a sucursales que no comparten esa filosofía, como la de Galicia.