''La mayoría habla guaraní y es difícil entenderse con ellos''

Víctor Álvarez, delante del palacio presidencial paraguayo.
photo_camera Víctor Álvarez, delante del palacio presidencial paraguayo.

Víctor álvarez, ingeniero técnico agrícola, vive desde hace dos años en el corazón de Latinoamérica. Así se conoce a Paraguay, un país enclavado entre Argentina, Brasil y Bolivia, con una enorme riqueza natural poco explotada, asegura este lucense originario de As Gándaras de Piñeiro, en la capital, que estudió en el Masculino y la Escuela Politécnica. En ese país, de gran tradición ganadera, Víctor ejerce como gerente de una gran finca agroganadera de la empresa pública Tragsa y como representante para toda Latinoamérica de esta firma, que tiene la construcción entre sus actividades.

Hasta ese momento, Víctor había trabajado en la Oficina de Extensión Agraria de Becerreá -de hecho entre sus añoranzas incluye la montaña lucense, a la que agredece haberle formado «profesional e persoalmente», dice- y en la delegación de Medio Rural. En 2009 le surgió esta oportunidad profesional y así llegó a un país que encerraba muchas sorpresas.

La primera de ellas, la lengua. Víctor llegó pensando que el hecho de que se hablase español descartaba los problemas de comunicación, pero no fue así. «A maioría, arredor do 90%, falan guaraní e é difícil entenderse con eles porque aínda que falan tamén español, as palabras interprétanse doutra maneira», explica. En las zonas urbanas el español tiene más presencia, pero en las rurales, donde se encuentra la finca que Víctor gestiona y a la que va con asiduidad, apenas se usa y los habitantes «pensan en guaraní», dice. Un paraguayo le dio un consejo para mejorar la comunicación. «Hai tres normas -cuenta Víctor-: falar moi despacio, expresar só unha idea cada vez e se ao final lles preguntas se entenderon e din que si é que non entenderon nada», resume.

Víctor describe un país de grandes desigualdades sociales, lastrado por la corrupción, que arrastra las consecuencias de la larga dictadura de Alfredo Stroessner y su prolongación a través del Partido Colorado. Los intentos de modernización y mejora social del presidente, el exobispo Fernando Lugo, chocan con la oposición del Congreso y el Senado, donde Lugo no tiene mayoría.

Para ejemplificar las desigualdades, aporta datos reveladores, como que el 4% de la población controla el 90% de la tierra o que el 3,5% de los ganaderos asumen el 87% de la producción de carne, uno de los sectores principales del país.

El origen de buena parte de estas élites es extranjero. «Hai moita poboación de alemáns, que viñeron aquí despois da Segunda Guerra Mundial, e moitos deles son menonitas», cuenta Víctor. A estos grupos el gobierno les cedió tierras en El Chaco, un área yerma que, sin embargo, «eles convertiron nun verxel». En la actualidad, el sector ganadero lácteo está en sus manos, mientras que en el el agrícola y hortícola mandan japoneses y coreanos, otra colonia importante en el país.

Por esta razón, hay múltiples colegios privados extranjeros en la capital, mientras que la enseñanza pública se limita a cuatro años de formación básicaa y con pocos medios. «O día que cobra o profesor non hai colexio, porque ten que ir buscar a paga», dice.

En un país donde el salario medio familiar está en los 250 euros, esas condiciones hacen que pocos lleguen a la secundaria y muchos menos a la universidad. «Os traballadores da finca de Tragsa teñen arredor dun cento de fillos e só un deles vai á universidade», ejemplifica. También la atención sanitaria es muy precaria para la inmensa mayoría de la población. El resto, se pagan seguros privados que les garantizan la cobertura que precisan. «O goberno intenta poñer centros de saúde nas zonas rurais, pero non teñen moitos medios», y en estas condicines es fácil «morrer de calquera enfermidade».

Todo ello ha supuesto un choque importante para Víctor, que asegura que conocer este país le ha servido para «valorar a sociedade de benestar que temos e que non apreciamos ata que estamos fóra».

En sus planes está limitar esta estancia a dos años y medio a lo sumo. Dice que añora muchas cosas y el clima se le hace cuesta arriba: «Aquí din que só hai dúas estacións: o verán e a de tren. Sempre hai máis de trinta grados e moita humidade». Con todo, reconoce que es un país «precioso», aunque el turismo es aún incipiente.

VIDA
No hay impuesto sobre la renta

«Aquí non hai declaración da renda, ningúen declara os ingresos. O goberno quere facer un sistema fiscal, pero os diputados non apoiaron o proxecto e non saíu adiante», explica Víctor sobre el funcionamiento económico del país. Sí existen impuestos sobre las actividades comerciales o sobre vehículos.

Tampoco pudo salir adelante una ley para obligar a los vehículos de más de 20 años a pasar una inspección técnica, como aquí la ITV. El parque automovilístico es tremendamente antiguo, salvo una minoría, y dentro de ésta se pueden encontrar «coches de luxo que non atopas en ningún outro sitio de Latinoamérica».

A Víctor no deja de sorprenderle que en un país tan pobre, haya tantos coches. «Aquí a gasolina está pouco máis barata que en España.Cos soldos que hai, non sei de onde sacan os cartos». No obstante, la mayoría de la población se desplaza en «colectivos», transporte público que «están feitos un desastre». Y en todos los casos, las normas de circulación brillan por su ausencia. «É un caos, conducir é unha aventura».

Todo a crédito
Los paraguayos compran casi todo a crédito «e cuns intereses do 15% para unha casa ou o 20% para un coche». También utilizan este sistema para la tecnología. De este modo, no es de extrañar que «a xente esté moi endebedada. O normal é que pidan con moita frecuencia un adianto do soldo».El país comienza a experimentar un crecimiento de la actividad constructiva, fundamentalmente locales para oficinas de empresas extranjeras y también viviendas destinadas a paraguayos que se las comprarán con préstamos. «Chaman a atención os intereses tan altos, pero o certo é que antes non había créditos».

En el plato siempre carne
La carne es el alimento estrella de la gastronomía del país, fundamentalmente vacuno y cerdo. «Todas as comidas levan carne, se non, parécelles que non van comidos». El asado dominical también entra dentro de las actividades sociales, un capítulo, por lo demás, poco dinámico en la capital.

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