La mujer residente en Baralla acusada por la ablación de su hija responsabiliza a la abuela

La madre, de Mali, asegura en la Audiencia Nacional que no fue informada de la intervención ► La defensa subraya el estigma social que puede implicar no realizarla en su país y alude a la percepción en otros lugares de las corridas de toros

Entrada de la Audiencia Nacional. EFE
photo_camera Entrada de la Audiencia Nacional. EFE

Una madre acusada de consentir en Mali (África) la mutilación genital de una hija recién nacida ha asegurado que fue la abuela paterna quien se la realizó sin tener ella conocimiento. A la pequeña se le detectó la ablación cuando fue reconocida a los ochos años en un centro sanitario de Lugo.

La acusada, para quien la Fiscalía solicita 6 años de cárcel, llegó a España desde Mali en 2012 con sus tres hijos para reencontrarse con su marido, residente en el país desde 2004, tras haber conseguido el permiso para reagrupar a su familia. En 2018 todos ellos vivían en Baralla y ese mismo año su hija, nacida en 2010, fue reconocida en un centro sanitario, donde se detectó que había sufrido una mutilación genital.

En el juicio, celebrado este martes en la Audiencia Nacional, la acusada ha explicado que la extirpación del clítoris y de los labios menores de la vulva es una práctica habitual en el país africano, donde, según ha lamentado, "la mujer no tiene palabra, solo la familia del marido". La mujer aseguró que se enteró de la operación de su hija cuando residía todavía en Mali y la suegra se la entregó después de habérsela practicado, y dijo que el padre de la niña, que residía en España desde 2004 alejado de la familia, tampoco conocía las intenciones de su progenitora.

"La mujer no tiene palabra, solo la familia del marido", dice la madre en el juicio

Ante el tribunal, que dejó el juicio visto para sentencia, la madre reconoció que también fue mutilada de pequeña y que no tuvo la oportunidad de autorizar la ablación de su hija, ya que la abuela no le informó antes de que iba a hacerlo. "La madre del marido se encarga de todo", ha manifestado acerca de sus costumbres.

Pese a mostrarse contraria a la ablación genital, ha considerado que la niña habría sido tachada de "sucia" durante el resto de su vida si la madre hubiera impedido la operación. Como muestra de rechazo a la intervención, ha hecho hincapié en que otra de sus hijas, nacida en España, evitó pasar por esa situación al viajar a Mali con los padres, quienes, según el testimonio de la acusada, la protegieron en todo momento, incluso abrazándose a ella en la cama a la hora de dormir.

La abogada defensora ha pedido la absolución al entender que la acusada desconocía el propósito de la abuela y ha solicitado, si fuera condenada, la atenuante por la dilación de unos hechos de hace casi una década.

El fiscal mantiene la petición de condena de seis años de prisión

Además, la abogada subrayó que la mujer "también fue víctima" de esta práctica y remarcó el estigma social que sufren las mujeres en ciertas partes de África si no son sometidas a ella. De hecho, ha llegado a comparar esta intervención "cultural" con la percepción que en otros países existe con respecto a las corridas de toros en España

Mientras, el fiscal ha mantenido la petición de pena para la acusada al considerar probado que la ablación fue llevada a cabo con la madre como única garante de su hija en una población cercana a Bamako, la capital maliense, "no en una selva remota de África".

El representante del ministerio público insistió en que durante la instrucción la mujer declaró que le dijeron que la suegra iba a practicar la mutilación a la niña y que ella no puso ninguna objeción. Sin embargo, la acusada se ha desdicho ahora de sus palabras. 
 

Una intervención dolorosa "sí o sí" con graves consecuencias
Los médicos que reconocieron a la niña en un centro sanitario lucense han señalado que las lesiones eran antiguas, "completamente cicatrizadas", una circunstancia que les impidió saber con precisión cuándo se efectuó. A preguntas del fiscal, una forense ha explicado que la mutilación tuvo que ser dolorosa "sí o sí" con independencia de si la víctima contaba con un mes o un año de vida, un extremo al que ha querido agarrarse la defensa.

La perito destacó que como consecuencia de los hechos la chica sufrirá problemas en el sexo, en la menstruación y a la hora de dar a luz hasta que una intervención quirúrgica sea capaz de ampliar la apertura de la vagina. Los forenses destacaron entre las graves consecuencias de la ablación las infecciones urinarias y hemorragias. 

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