Luis de Trelles Noguerol

Trelles, un adelantado de la Convención de Ginebra 

A las puertas de cumplirse los dos siglos del nacimiento en Viveiro del fundador de la Adoración Nocturna

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El Progreso 11/07/19

DESDE HOY HASTA e1 domingo 14 se celebran en Santiago las XXX Jornadas de Espiritualidad y Reflexión bajo el carisma del Venerable Luis de Trelles Noguerol (Viveiro, 1819), de quien el próximo mes se cumplen también los dos siglos de su nacimiento.

No sabemos si su ciudad natal organiza algún acto en torno a la efemérides, aunque ya en 2017 se conmemoró allí con pompa y circunstancia el aniversario de la fundación de la Adoración Nocturna, que él lleva a cabo en 1877.

Sabemos sí que en Zamora, ciudad en la que muere, darán este agosto un curso de verano sobre Trelles, que es venerable desde 2015, cuando el Vaticano le reconoce con ese título haber vivido las virtudes de manera heroica.

Del Trelles jurista, con el que nos une cierto parentesco a través de su padre, Ramón Vicente Trelles y Cora, alcalde del primer ayuntamiento constitucional de Viveiro tras la Pepa, en 1813, siempre nos asombró su actividad como mediador en el  canje de prisioneros en la guerra carlista, y su defensa de Baldomera Larra, la hija de Fígaro, que se mete a asesora financiera y levanta la primera gran estafa piramidal de España.

Para dedicarse a lo primero, cierra su despacho y dedica su capital a socorrer prisioneros de ambos bandos, por lo que se dice que Trelles se adelanta en más de 50 años a la Convención Internacional de Ginebra (1929), sobre el trato a los prisioneros de guerra. Otro título ganado en esas lides es el de  Ángel de la Paz del siglo XIX, como se recoge en la enciclopedia de Espasa Calpe, en su edición de 1930.

Su modelo de convenio para los canjes beneficia a veinte mil soldados y es copiado años más tarde por los pacificadores de la I Gran Guerra Mundial.

Y en 1876, ya decimos, se encarga de la defensa de doña Baldomera Larra Wetoret, fundadora tres años antes de una banca popular que ofrece la obtención de espectaculares beneficios a un altísimo rendimiento, aunque todo su secreto se reduce a la aplicación de un sistema piramidal de pagos, que como todos sabemos hoy _ o eso esperamos _, produce ganancias a la cúpula y a los primeros inversores, pero está condenada a la gran quiebra para cientos o miles de ellos cuando crece hasta determinado punto.

El prestigio de Trelles en el foro atrae a doña Baldomera, que le pide se convierta en su abogado cuando en Madrid _ y en toda España _, rechinan los dientes contra el vástago de Larra.

Los intereses que doña Baldomera ofrece al capital permiten abrir numerosos negocios alrededor de la calle Redondilla de Madrid. Al poco tiempo, la hija del famoso periodista del Vuelva usted mañana, puede presumir de ser la primera entidad financiera española que abre una sucursal en la misma población donde se encuentra su oficina principal. 

Próximo el fin de la aventura, los clientes quieren saber la garantía de sus depósitos y la mujer se hace la tonta para contestarles: “¿Quiere decir en caso de quiebra? Una sola: El viaducto”. Los accionistas interpretan que sus fondos fueron invertidos en la construcción del viaducto madrileño que une las calles Bailén y Mayor, pero doña Baldomera habla de otra cosa, del viaducto como lugar adecuado para el suicidio.

El 8 de mayo de 1879, la mujer es condenada a seis años de prisión por un delito de estafa, pero Trelles logrará después su total absolución.

Carlo Ponzi, Gescartera, Fidecaya, Sofico, A Banqueira Portuguesa, Afinsa, Forum Filatélico y Bernard Madoff, entre otros, serán alumnos de doña Baldomera en el arte de engañar.

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