Opinión

Mundo rural

ASEGURAR UNA actividad económica en el rural, no solo como sector primario, que fije y atraiga población es el principal reto de las políticas para el campo gallego. Es una tarea de país que exige desde la pluralidad y la representatividad proponer, debatir, trazar y acordar por las fuerzas políticas representativas. La voz y los intereses de las partes implicadas han de expresarse y oírse de forma transparente. Aunque sin olvidar que la competencia y responsabilidad primera y última es de los legítimos representantes de la ciudadanía gallega: el Parlamento y la Xunta de Galicia, cauce legítimo para el interés general del mundo rural y de los ciudadanos de Galicia. Hay ahora mismo cuestiones como el plan forestal, que exige racionalidad frente al riesgo de monocultivo del eucalipto —algo que finalmente se afronta desde la Xunta— y la necesaria ordenación del monte gallego o la apuesta por mercados exteriores y por una industria transformadora para la leche. Hay expresiones de malestar, como las de los cazadores, que se enmarcan en un contexto de opinión. Uno de los riesgos del abandono para ese mundo rural gallego es la irrupción silenciosa de capital ajeno que busca rentabilidades inmediatas, pero que no sería la «salvación»: ni fija población ni mantendría la diversidad.

Letras Libres

La revista Letras Libres llega a su número 200 en la edición de España. Incluye en este número varias miradas sobre España y a la Unión Europea, una interesante entrevista con el historiador Santos Juliá —«Solo hay interés en el pasado para utilizarlo en la lucha política del presente»— y otra, más breves, con Michael Ignatieff, del que Taurus acaba de reeditar su biogafía de Isaiah Berlin y la novedad de "Las virtudes cotidianas. Orden moral en un mundo dividido». Hay que celebrar esta permanencia editorial de Letras Libres en los quioscos, su posición plural y sus aportaciones al pensamiento liberal.

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