Opinión

El reclutamiento en el sistema

LA EXTENDIDA falsificación de titulaciones académicas o el inflado de las mismas de forma rimbombante deja al descubierto una realidad a la que ni se le presta atención ni se pretende corregir: el reclutamiento de los cuadros en las estructuras políticas, y el ascenso en las mismas, da primacía al sometimiento y la docilidad ante los cuadros de poder interno, sobre la capacitación, la formación o la excelencia de los aspirantes a carrera política. Es un ingrediente más de los males de la vieja política que se resiste a regenerarse. El vestir el currículum académico con ropajes que son falsos es consecuencia de la dedicación a hacer méritos en las organizaciones políticas juveniles, con —o por— abandono del objetivo académico y de formación, que correspondería a esas edades. Quien tomó la política como modo de vida descubre en el ascenso la necesidad de presentarse ante la sociedad como lo que debería ser, y no es. Esos currículums falsos o cubiertos de purpurina, que no recuerdan la formación profesional por correspondencia, dejan ahora al descubierto las debilidades y las vergüenzas del sistema. No es solo un problema personal de los que han sido pillados, los es para la organización que opta por la obediencia. Si hasta Cristina Cifuentes se va si se lo pide Rajoy.

EXTORSIÓN. ¿Cómo se explica que en un país que presume de seguridad jurídica entre en la normalidad la ocupación de viviendas o la extorsión de inquilinos que destrozan y pretenden cobrar por dejar un piso? Que no haya respuesta inmediata para desalojar a unos okupas o que se convierta en norma la práctica de exigir cantidades importantes de dinero para que unos inquilinos dejen un piso dice muy poco de la atención a la realidad de legisladores y gobernantes de todo un país.

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