Opinión

Hasta donde se pueda

VUELVEN LOS pensionistas a la calle. El mensaje de Mariano Rajoy no fue suficiente. No basta con decir que no se recortarán las pensiones. No mantener el poder adquisitivo de las mismas o subirlas por debajo del incremento del coste de la vida —IPC o lo que se quiera— es ya un recorte.Argumentar que la pensión media está por encima de un alto porcentaje de los salarios no justifica nada, muestra un bajo nivel salarial. Un problema doble: el de esos asalariados y el de la escasa contribuición que representa para pagar las pensiones. En las opiniones que hoy se recogen de algunos pensionistas en las páginas locales de Lugo, se apunta a la pendiente reducción/ordenación del gasto en las administraciones públicas y en la reorganización/redimensionamiento de estas. Es una necesidad. Es un discurso que se abandonó por parte de los dirigentes políticos nada más intuirse el final de la gran crisis. Claro que sindicatos y gobiernos siguen midiendo la bondad de la gestión por la creación de más funcionariado. No piden eficiencia, se demanda más funcionariado como fórmula mágica. Redimensionar las administraciones no es recorte, es un mensaje mínimo hacia la ciudadanía de que la gestión del dinero público se lleva con rigor. Hay que buscar eficiencia. Cinco administraciones públicas superpuestas -local, provincial, autonómica, estatal o general y europea- y nada se hace para definir con claridad campos y para adecuar a esa realidad competencial sus dimensiones. ¿Es entendible que las diputaciones sean irreformables en su dimensión funcionarial y de cargos políticos, después de haber creado e implantado las autonomías? ¿Se justifica la presencia en las provincias de muchas oficinas, edificios, funcionarios y cargos de la Administración central solo por visualizar el Gobierno?

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