Opinión

Los suevos en Ourense

La cultura debe ir de la mano de la economía, del impulso de las infraestructuras y la industria; de la agricultura, el comercio y los servicios

OURENSE, decía José María Castroviejo, deja en el ánimo del visitante el recuerdo de un grato contacto, de culta cortesía y de hospitalidad abierta. Quien quiera conocer la cultura de Galicia, quien desee acercarse a la identidad de nuestra tierra en su arte, sus tradiciones, costumbres o gastronomía ha de recalar en esta ciudad apacible y acogedora.

Cualquier día del año es bueno para acercarse a la antigua e íntima Auria, pero hasta el 4 de mayo es una visita obligada para ver y disfrutar de la exposición In Tempore sueborum ubicada en el Centro Cultural de la Diputación, la Iglesia de Santa María Nai y el Museo Provincial.

La muestra nos lleva al siglo V, cuando los suevos cruzaron el Danubio, pasaron las Galias, llegaron a Hispania y se asentaron en Galaecia donde se "fusionaron" con la población galaico-romana y formaron el Reino Suevo que perduró hasta que Leovigildo lo anexionó al reino hispano visigodo.

La versada explicación del historiador ourensano Jesús Manuel García Díaz sumerge al visitante en el mundo de aquellos "bárbaros", perdido en la penumbra legendaria que envuelve los acontecimientos separados de nosotros por muchos siglos. Los objetos encontrados en los enterramientos, que los especialistas estudiaron e hicieron hablar para nosotros, aportan potentes rayos de luz para conocer esta etapa de nuestra historia lejana.

Fue una gran idea esta muestra y acierto pleno traerla a Ourense. Personajes ilustrados de la Xeración Nós –Otero, Risco, Xaquín Lourenzo, Cuevillas…–, que otorgaron a Ourense el título oficioso de capital literaria y artística de Galicia, disfrutarían hoy viendo una exposición que sitúa a la ciudad en el buen camino para recuperar el nombre de la Atenas de Galicia.

La visita a Ourense quedaría incompleta si el forastero no penetra en lo que Otero Pedrayo llama las variedades composiciones del paisaje provincial, desde el intimismo de los valles profundos, cálidos y ramificados, hasta la poderosa síntesis que ofrece el conjunto de sus montañas. Pero ese recorrido debe dejarlo el viajero para otro día.

Una nota final: La cultura debe ir de la mano de la economía, del impulso de las infraestructuras y la industria; de la agricultura, el comercio y los servicios. Dinamizar la economía ourensana es la asignatura pendiente que tienen que estudiar los dirigentes políticos –autonómicos y provinciales– y los agentes económicos para que el desarrollo que Ourense necesita y merece sea equilibrado.

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