A las ocho en punto, con el sol aún levantado, salieron Los Secretos al escenario ante una plaza Horta do Seminario ya repleta, pero que aún seguiría sumando gente hasta la bandera.
Abrieron con un tema ajeno, el Échame a mí la culpa de Ferrusquilla –"y allá en el otro mundo/en vez de infierno encuentres gloria"— y fueron calentando motores hasta llegar al primer gran "ohhhhh" del público con La calle del olvido. Ya había oscurecido cuando Álvaro Urquijo, voz inconfundible de la banda, contó una "cosa muy evidente", que Los Secretos de 2017 no existirían de no haber sido por su hermano, Enrique Urquijo, fallecido en 1999. Destapó entonces Aunque tú no lo sepas, la letra que Quique González compusopara Enrique a partir de un poema de Luis García Montero.
Hilando el recuerdo de su hermano llegó después Ojos de Gata, salido de unos versos de Joaquín Sabina que este publicaría poco después en forma del archiconocido Nos dieron las diez, algo parecido a lo que pasó con El bulevard de los sueños rotos, que también sonó.
Los Secretos son memoria histórica musical. Están en la banda sonora vital de generaciones enteras, ya fuera buscado con ansia de fan o como casual telón de fondo de juventud —y hasta de infancia, a juzgar por la edad de parte del público—.
Con este multitudinario concierto y tras nueve días de fiestas, el San Froilán dice adiós hasta 2018.
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