Los huesos de los represaliados de Barro vuelven a casa

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha entregado a sus familias los cuerpos de Castor Cordal, un sindicalista de 27 años, y Ramón Barreiro, un periodista de 19, dos represaliados asesinados durante la Guerra Civil, tras identificar los restos mortales hallados el pasado mes de octubre en una fosa común situada en el concello pontevedrés de Barro.

En un emotivo acto celebrado en el Auditorio de Cambados, las dos familias recibieron de manos del vicepresidente de la ARMH, Santiago Macías, los restos mortales de los dos represaliados, en medio de los aplausos de los asistentes, entre los que se encontraban el escritor Manuel Rivas, que fue el encargado de pronunciar unas breves palabras en homenaje a los dos fallecidos.

Perdón porque la Justicia llega tarde
"Lo único que se les puede decir a Castor y a Ramón es perdón, perdón por haber tardado tanto tiempo en hacer justicia y para que podáis descansar en paz", dijo Manuel Rivas, quien al igual que Santiago Macías se fundió en un emotivo abrazo con los familiares, tras lo cual el vicepresidente de la asociación destacó que con esto se cierra un proceso que comenzó hace un año.

Castor Cordal, un electricista de la CNT casado y sin hijos, tenía 27 años cuando fue "paseado" en septiembre de 1936, después de haber huído durante varios días y ser delatado por un conocido. Durante su detención, su padre intentó visitarlo, pero no se lo permitieron, y al tercer día sus captores "dijeron a su familia que no volviese porque se había escapado a Portugal", según explicó su hermana, Josefina Cordal, quien en ese momento tenía nueve años.

Precisamente, visiblemente emocionada, Josefina aseguraba momentos antes del acto que éste era "el día más feliz de toda mi vida, porque después de ver como lo llevaban para matarlo, pensé que no viviría para ver este momento", y recordó que la familia siempre supo donde estaba enterrado su hermano, pero que hasta ahora nadie les había hecho caso.

Por su parte, Ramón Barreiro, de 19 años, era un periodista nacido en el seno de una familia republicana y debido a sus actividades literarias fue denunciado por su propio cuñado, y para que la familia revelase su paradero, según su sobrina, Elena Barreiro, sus padres recibieron una paliza y violaron a su madre, y tras su aparición "un cura le cortó unos dedos para robarle el anillo que portaba".

Elena Barreiro afirmó que era "un gran día para todos nosotros", y adelantó que los restos mortales de su antepasado serán enterrados en una ceremonia prvada que se celebrará mañana en la parroquia de Sisán (Ribadumia), en donde descansarán junto a sus padres y hermanos.

Las exhumaciones que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica ha hecho en Galicia, doce en total, no serán las últimas, ya que según adelantó Santiago Macías, antes del verano se prevé exhumar varias fosas comunes ya localizadas en las provincias de Lugo y Ourense.

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