"No puedo más". Así de rotundo se mostró Juan Carlos Rivas Varela, un lucense que se plantó este lunes por la mañana en la casa consistorial y aseguró que no se movería de las instalaciones municipales hasta que le dieran una solución para un problema que está minando la paciencia y la salud de su familia.
"Llevo dos años sin dormir por el ruido que hacen mis vecinos de arriba y esto no es vida. Tenemos que escuchar golpes, gritos y fiestas, tanto de día como de madrugada, y no pegamos ojo. Mi mujer se encuentra cada día peor y a mí me operaron el año pasado de dos cánceres. Nadie se imagina lo que estamos padeciendo. Esto es un sinvivir, y cuando les decimos algo, nos amenazan", afirma.
Juan Carlos Rivas —que reside en la Avenida da Coruña— explica que sus vecinos viven de alquiler y el dueño del piso tampoco zanja el problema. "Me dice que no le pagan y que están en proceso de desahucio, pero ya no me creo nada. Estoy harto de llamar a la Policía Local. Los agentes vienen y dicen que los sancionan, pero les da igual". Este lucense asegura que, además del ruido, ha sufrido inundaciones por las fugas de agua y afirma que la situación es "insoportable".
El hombre amenazó con iniciar una huelga de hambre, pero fue recibido por la edil de bienestar y por la alcaldesa, por lo que regresó a su casa. "Hablaron con los servicios sociales y se comprometieron a ayudarme. Espero que me den una solución, si no vuelvo al concello y no me muevo de allí", dice.
INFRACCIONES. Las intervenciones de la Policía Local por el exceso de ruido son constantes. El pasado viernes, sobre las doce de la noche, los agentes acudieron a un edificio de la Ronda da Muralla después de que un vecino denunciara que se estaba celebrando "una fiesta que originaba mucho ruido". Los agentes comprobaron que había siete personas y que el volumen de la música era "muy alto"; realizaron una medición sonométrica y levantaron un acta por infracción a la ordenanza de ruidos.