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Llegó Feijóo y mandó parar

Enfrió las ganas de cambios del PP lucense, aunque podrían llegar a la delegación de la Xunta

SE LAS PROMETÍAN felices en el PP lucense ya que, tras los buenos resultados que el partido cosechó en la ciudad el 25-S, algunos sectores de la formación esperaban el anuncio del retrasado congreso local y, con él, cambios en la dirección local y quizás también en el grupo municipal. Pero llegó Feijóo y mandó parar, al menos de momento. El líder del PPdeG presidió esta semana en Lugo la ejecutiva provincial del partido, en la que se hizo balance de los resultados y se marcaron los objetivos próximos. Cómo no va a ganar elecciones el PP, si arrasa en unas y ya está pensando en las siguientes. Y si eso implica aplazar cambios orgánicos, se aplazan. Es lo que sucedió en los dos últimos años. El congreso local tocaba en 2014, pero se fue postergando por decisión de la dirección gallega para centrar todas las energías en la preparación de los sucesivos comicios, que fueron unos cuantos. 

Al inicio de la junta provincial, Feijóo explicó a los periodistas que la renovación de la junta local era un asunto que "no tocaba" tratar ese día. Y así fue, lo que contrarió a algunos militantes. Aunque esta vez seguramente no responda a que Feijóo quiera aplazar de nuevo el asunto sino a que el presidente de la junta y portavoz municipal, Jaime Castiñeira, no pudo asistir a la reunión por un asunto personal, tal como había advertido previamente a Feijóo, y quizás quedaba feo tratar el tema en su ausencia. 

Solo un día antes, el líder del PPdeG afirmaba que el PP tenía pendientes los congresos de A Coruña, Vigo y Lugo, y que eran "prioritarios". Decía, además, otra frase que puede dar una pista de por dónde podrían ir las cosas. "Los estatutos dicen que los candidatos a las alcaldías los señala el comité autonómico, y ya empecé a hablar con los presidentes provinciales, los compañeros de local y los autonómicos", afirmó. ¿Significa que los candidatos a las alcaldías deben ser los líderes de los partidos en las ciudades? No siempre ha sido así, al menos en Lugo, como se encargan de recordar algunos estos días, pero de eso hace ya mucho. Desde luego, parece lógico que ambas responsabilidades recaigan en una sola persona. Se evitan las casi siempre peligrosas bicefalias y resulta más fácil remar todos a una. En esta tesitura, la elección de la persona necesita de mucha reflexión y calma, tal como señala Feijóo. Este ya ha dicho también cuáles son sus preferencias. "Tenemos que contar con gente joven, que acaba de terminar la carrera, que son profesionales. Si en un partido no entra sangre nueva, se anquilosa", opina. 

Con todos estos ingredientes y alguno más, como la promoción en los últimos tiempos, hay algunos nombres que empiezan a sonar, aunque es difícil saber si con base o de forma interesada. El que más, el de la médica Encarna Amigo, edil desde 2011, miembro de la ejecutiva provincial desde marzo y diputada autonómica desde el 25-S, tras ir de número dos. En la quiniela hay quien coloca a otra mujer, la trabajadora social Mari Teijeiro, bien situada también en el partido. Lleva el mismo tiempo que Amigo en el Concello, desde el año pasado es diputada provincial y en mayo fue nombrada vicesecretaria de acción social del PPdeG. El hándicap de Teijeiro –o la ventaja, según se mire– es que, en el congreso provincial, se situó del lado de la candidata perdedora, Raquel Arias, y enfrente de su jefa en la Diputación y ahora presidenta del partido, Elena Candia. El condicionante de Amigo es si estaría dispuesta a dejar de lado su actividad profesional para volcarse en la política municipal. Y el hándicap de ambas, de perfiles muy distintos, puede ser si en el partido (dirección y militancia) las ven suficientemente preparadas en este momento para asumir el reto. 

Una candidata popular para enfrentarse a una candidata socialista es otro peso que algunos ponen en la balanza, a pesar de que algunos sectores del partido hace mucho tiempo que tienen la vista puesta en un hombre. El veterano concejal Enrique Rozas no solo estaría en disposición de presentarse al congreso local, sino que hay quien cree que es la persona para ese cargo, por la experiencia, el predicamento que tiene entre las bases y su contribución en la pugna de Candia por la presidencia provincial. El problema es que hay quien no lo ve para alcaldable. Él dice que no es su aspiración, aunque, quién sabe, si se diera el caso. 

Por otro lado, si lo que se busca es cerrar heridas, el partido podría optar por alguien de más consenso. No hay que olvidar el enfrentamiento que Rozas y Castiñeira, y sus afines, han mantenido en los últimos años. En el congreso provincial, donde Castiñeira apoyó a Arias, la hostilidad alcanzó tales niveles que desencadenó la ruptura del grupo municipal, cuya actividad se ha visto resentida. También provocó la polarización de la militancia. Todavía hay gente que no se habla. 

La persona que suena para curar heridas –para coser, diría Susana Díaz– es, una vez más, Ramón Carballo. El subdelegado del Gobierno es el eterno candidato, suena para cada reto que afronta el partido, aunque hasta ahora ha preferido mantenerse en un puesto tranquilo y que, a la vez, le permite hacer política por toda la provincia. Ahora, su nombre no solo sale para la junta local y para una hipotética candidatura municipal, sino que hay quien lo sitúa también como próximo delegado de la Xunta en Lugo. Una responsabilidad que no sería incompatible, al menos de momento, con las anteriores. 

La salida de Castiñeira de la junta local implicará, seguramente, su marcha del grupo municipal. Hasta ahora mantuvo que fue elegido para cuatro años, pero su continuidad en el Parlamento, donde ejerce desde 2005, podría obedecer a un acuerdo más o menos explícito para dejar el Concello. Se plantearía aquí otra disyuntiva. Por conocimiento y manejo en el Concello, el sustituto natural sería Rozas, pero nada es seguro. 

Hay quien cree que la opción de Rozas es compatible con que Carballo se haga cargo del partido y en 2019 sea el candidato a la alcaldía, ya que ambos políticos se entienden. Aunque habría que ver si Rozas pasa por eso. Cree que ha sido suficientemente paciente, disciplinado y colaborador con el partido, y está cansado de serlo, por lo que quién sabe si hasta podría batirse con Carballo por la junta local. El concejal, y quienes le animan a dar el paso, consideran que su opción es compatible con presentar a Carballo para la alcaldía cuando llegue el momento, puesto que es un candidato suficientemente rodado, apoyado y conocido. De esos que ya tienen medio trabajo hecho. Es posible que las dudas se resuelvan pronto. O no, porque la incertidumbre sobre unas nuevas elecciones podría volver a frenar el proceso.

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