Las dos fiestas de interés turístico son un importante reclamo para acercarse

El Ayuntamiento de Cervo cuenta con la inestimable ventaja de aunar en su territorio montaña y costa, un lujo solo al alcance de unos pocos y que permite hacer desde un ruta de senderismo por el interior a pasar un día en una hermosa playa de fina arena blanca, ubicada en el mismo centro de San Cibrao. A todo ello, hay que añadir el aliciente de contar con dos fiestas declaradas de Interés Turístico, como son la Queimada Popular de Cervo y A Maruxaina de San Cibrao.

Dos eventos, con sus correspondientes espectáculos, que dan vida a leyendas gallegas y en donde la implicación del público es total. La magia inunda cada uno de los rincones de las localidades, donde la degustación de queimada se convierte en el brebaje sanador de todos los males. La realidad es que, cada mes de agosto, son miles las personas que se acercan al municipio cervense para vivir de cerca estas recreaciones entre las fuerzas del bien y el mal, unas iniciativas que tienen en el asociacionismo su germen y en el Ayuntamiento la misión de seguir colaborando con todo su esfuerzo posible. «Detrás de cada una está el Ayuntamiento y seguirá estando, ya que una de las nuestras misiones es apoyar las iniciativas de las asociaciones, que son muchas», reconoce la concejala de Turismo, Begoña Alonso.

PLANTACIÓN

La edil, que lo es también de medio ambiente, destaca asimismo la importancia de «cuidar y mimar» el patrimonio histórico y natural. En este sentido, recuerda la existencia de dos rutas de senderismo señalizadas, además del reciente proyecto de reforestación de diversos núcleos con plantaciones de especies autóctonas, que es todo un valor para el futuro.

Respecto a la historia, Cervo puede presumir de haber sido el lugar elegido en el siglo XVIII por Raimundo Ibáñez para crear los primeros altos hornos de España, concretamente en Sargadelos, unas ruinas que no están muy lejos de la actual fábrica de cerámica que es un referente de la cultura gallega y en el que el blanco y azul que impera en la mayoría de sus piezas es reconocible y admirado en medio mundo.

Cerámica a gran escala que junto a otros talleres más modestos, como Gudín, ubicado en Cervo, convierten al municipio en un referente de la artesanía de la zona, donde tiene un lugar especial Francisco Fra, el único carpintero de ribera que existe en la comarca y de cuyas manos siguen saliendo barcos que son piezas únicas de un taller en el que el tiempo se ha detenido.

UNIDOS

Todos estos talleres pueden visitarse dentro de las rutas de artesanía promovidas por la Mancomunidad de Municipios de A Mariña, en las que Cervo está especialmente volcado, y es que cumple a rajatabla los principales requisitos que defienden para su promoción: una apuesta por A Mariña en su conjunto en la que se involucra al sector privado. «Es importante que las iniciativas surjan de ellos, aunque nosotros estamos detrás para respaldarles, tanto a nivel de infraestructuras como de personal, poniendo guías para que las personas que participen en estas rutas conozcan los lugares de interés y la historia de nuestro concello», apunta la edil, para quien está claro que A Mariña tiene que venderse como un destino único. «Todos los municipios tienen que unirse y promocionarse juntos, aunque cada uno tenga sus peculiaridades», dice.

La gastronomía, como en toda la zona, es otro referente de calidad y Cervo cuenta con fiestas dedicadas al erizo o el mejillón, que busca fomentar un producto autóctono y de calidad y, desde hace unos años, viene con fuerza la Festa do Ovo Frito, en el que los huevos, las patatas y los chorizos se convierten en un plato exquisito cocinado a la vista del público.

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