Las cartas de amor del poeta

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HA SIDO Margarita Ramírez Rigo, viuda del hijo de Guillén y una "casi lucense de adopción", quien ha editado, traducido y notado las 793 cartas que Jorge Guillén escribió a Germaine Cahen en las temporadas que pasaron separados entre 1919 y 1935.

'Jorge Guillén. Cartas a Germaine' (Galaxia Gutenberg) es un volumen de 1.400 páginas, en edición bilingüe en francés y castellano, porque Guillén y la que sería su esposa se conocieron cuando él ejercía el lectorado de español en La Sorbona de París.

Guillén es un escritor alóctono en francés, "pero lo escribe extraordinariamente", señala la editora, quien apunta que el poeta va pasando al castellano poco a poco, pero que siempre conserva el francés para los pasajes amorosos.

Para arrojar luz sobre este aspecto, Margarita Ramírez Rigo esgrime una máxima de la sociolingüística: "Cuando las parejas inician su relación en un idioma acaban construyendo su vida en común en esa lengua inicial y, aunque Germaine va aprendiendo castellano, Guillén no lo utiliza para según qué cosas".

¿Y por qué ha tardado tanto tiempo en ver la luz este material ingente de Guillén, custodiado en el Wellesley College (Estados Unidos), en donde dio clase hasta su jubilación?

La traductora y editora, también nuera de Guillén, sostiene que los hijos del poeta no consideraban oportuna una publicación mientras estuviese viva Irene Mochi, la segunda esposa del poeta, "una mujer exquisita que enseguida entró a formar parte de la familia".

"El lenguaje amoroso es demasiado reducido y Claudio (hijo de Guillén y marido de Margarita Ramírez) no quería que Irene tuviese ni un solo segundo de disgusto al reconocer frases de su marido dedicadas a otra mujer", desvela.

Pero el epistolario de Jorge Guillén va más allá de la letras que un hombre enamorado le dedica a su novia, primero, y a su esposa, más adelante.

Por una parte, las misivas dedicadas a Germaine Cahen contienen "la génesis misma de la poesía" del autor de 'Cántico'. Se va viendo a través de esas cartas la primera versión de sus poemas y cómo el autor le pide a su mujer una opinión sobre la obra 'Salvación de la primavera' y cómo se van proponiendo cambios.

La editora y traductora entiende que se trata de un instrumento filológico y para la investigación de primer orden, ya que muestra una faceta "apasionada, juvenil, íntima, privada y hasta dubitativa" de Jorge Guillén que hasta ahora no era muy conocida.

Ramírez Rigo asegura que ha sido un trabajo "apasionante" sumergirse en la correspondencia del que fue su suegro e incide en que Guillén remitía una carta diaria a Germaine cuando estaba separado de ella, ya fuese en la Residencia de Estudiantes de Madrid, en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander, en Óxford o en Bucarest...

"A través de Guillén se nos perfila una Germaine extraordinaria", que introduce debates filosóficos sobre Niestzche y que admira a Proust o a Debussy. "Es una pena que no se hayan conservado las cartas escritas por ella para hacernos el perfil completo", lamenta la editora.

Siglo XX

Una tercera dimensión del epistolario de Jorge Guillén "tan importante" como la íntima y la literaria reside en la visión que el autor ofrece del período de entreguerras en Europa. Es el tiempo de las vanguardias, una época fértil para el pensamiento, la ciencia y la cultura y por las cartas que Guillén le escribe a Germaine pasan personalidades imprescindibles del siglo XX.
"Habla de Azaña, a quien conoce como un amigo y manifiesta opiniones no oficiales sobre él".

También le escribe Guillén a su esposa sobre su gran amigo Pedro Salinas, sobre los filósofos Xavier Zubiri y José Ortega y Gasset, y sobre Lorca, quien despierta en el marido de Germaine "entusiasmo y generosidad sin pizca de celos profesionales".

Y también hay lugar para los chascarrillos; para retratar a un Dámaso Alonso ebrio y cantando en inglés en casa del torero Ignacio Sánchez Mejías y para relatar el romance que Rafael Alberti mantuvo con la pintora lucense Maruja Mallo.

"Por lo que cuenta, parece que Mallo fue una mujer muy importante para Alberti", considera Margarita Ramírez Rigo.

El tiempo de las cartas se extiende hasta 1935. "Está a punto de estallar la Guerra Civil y se da por hecho que, a partir de ese momento casi no se separaron. Primero mandarían a los niños (Claudio y Teresa) a Francia y luego la familia se exiliaría en América".

Germaine fallecería en 1947 y Jorge Guillén rumió entonces su duelo con la lectura de las 793 cartas que ahora ven la luz.

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