Las aseguradoras registraron 130.959 prácticas fraudulentas en 2011

Las aseguradoras españolas detectaron el pasado año un total de 130.959 intentos de fraude, lo que representa un 10,5 % más que en 2010, principalmente como consecuencia de la crisis económica.

Según el director general de la Investigación Cooperativa entre Entidades Aseguradoras y Fondos de Pensiones (Icea), José Antonio Sánchez, las tendencias de fraude apuntan a las nuevas tecnologías y a las necesidades derivadas de la crisis económica, "como los incendios en negocios".

Los fraudes detectados en 2011 habrían tenido un coste para las aseguradoras de 521,4 millones de euros de no haber sido descubiertos, cuando en realidad solo equivalían a indemnizaciones por 157,1 millones, que fue la cantidad que finalmente se abonó.

En 2011, las aseguradoras han aumentado el gasto en detección del fraude hasta los 7 millones de euros y, según Icea, por cada euro invertido han conseguido recuperar 46.

La detección de los fraudes permite ahorrar a las aseguradoras una media del 69,9 % en las indemnizaciones, aunque este importe es superior en vida, accidentes y salud (94,5 %) y diversos (88,8 %) que en autos (61,9 %).

La directora del área de formación de Icea, Marta Rodríguez, ha apuntado que el número de fraudes detectados ha aumentado en todos los ramos, pero que los casos en automóviles tienen cada vez una menor importancia relativa.

El importe medio de los fraudes evitados se mantuvo en 2011 en línea con los años anteriores, en 2.400 euros para autos, 2.600 para diversos y 9.573 euros en personales.

Los responsables de Icea han destacado la importancia que han cobrado las nuevas tecnologías, y en especial las redes sociales, para la detección de fraudes al seguro.

Así, han puesto el ejemplo de una motorista que declaró lesiones que le impedían continuar con su rutina diaria, pero que subió a su red social fotografías en el Gran Premio de Qatar.

También ha aumentado el número de casos relacionados con las dificultades económicas, como una familia que contrató un seguro de vivienda y declaró un incendio pocos días después, cuando había informaciones en la prensa sobre el suceso previas a la firma de la póliza.

Desde Icea han insistido en la importancia de la intuición de los tramitadores para detectar los fraudes.

Un caso citado es el de un conductor que declaró que su vehículo había sufrido "combustión con llama", en lugar de que se había quemado, lo que hacía intuir que conocía a la perfección el contrato de su seguro.

Otro ejemplo es el de un cazador que aseguró que su padre le había disparado por error, cuando en la grabación de su llamada a los servicios sanitarios señalaba claramente que se había herido a sí mismo cuando estaba solo en el campo.

Sin embargo, el fraude que ha merecido el primer premio de Icea en el ramo de automóviles ha sido la detección de una trama organizada que incluía abogados, clínicas y talleres para cobrar las indemnizaciones en supuestos accidentes.

La intuición del tramitador permitió encontrar las coincidencias entre los casos acumulados por quince aseguradoras, ya que en ocasiones incluso alegaban daños físicos de las mismas personas.

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