La segunda vida de Kia

La perra que quedó incrustada en un automóvil tras un atropello se recupera en Friol, donde le pusieron el nombre del coche que la arrolló

La perra que milagrosamente salvó su vida tras ser atropellada y recorrer más de un kilómetro incrustada en el frontal del vehículo se recupera favorablemente de sus heridas en una clínica de Friol. Allí, el carácter dócil y cariñoso del animal tiene encandiladas a sus cuidadoras, que ya le han cogido un gran cariño.

Prueba de ello es que, cuando ya han transcurrido doce días del suceso y sin que nadie hasta el momento haya reclamado al animal, las profesionales de esta clínica veterinaria ya han decidido bautizarla con el nombre de Kia, curiosamente, el mismo de la marca del coche que la atropelló.

Esta perra de tamaño mediano y raza mestiza fue atropellada el pasado 28 de noviembre en la carretera LU-221, a la altura de la parroquia palense de Vilareda. Aunque al oír el impacto la conductora se detuvo para comprobar lo sucedido, pensó que el animal había huido, sin percatarse de que en realidad estaba incrustado en el frontal del coche sin poder salir.

De este modo volvió a emprender la marcha y recorrió casi un kilómetro hasta llegar al casco urbano de Palas, donde se detuvo al percibir un ruido extraño. Fue entonces cuando alertó al 112, desde donde se movilizó a una patrulla de la Guardia Civil, cuyos agentes se encargaron de rescatar al animal, y a efectivos de Protección Civil de Palas, que lo trasladaron al mercado ganadero. Posteriormente, fue la clínica de Friol la que se hizo cargo del animal y en donde la cuidan para su segunda vida.

Pero esta historia con final feliz pone de relieve la importancia de tener los perros con su chip correspondiente. En el caso de Kia no es así y, probablemente, ese es el motivo por el que su propietario no la reclama, ya que de hacerlo tendría que hacerse cargo de la reparación del vehículo. Eso no sucedería si el animal estuviese registrado, ya que en estos casos es el propio seguro del hogar el que cubriría este tipo de responsabilidades.

Pero estos gastos que suponen los animales abandonados también suponen un importante perjuicio para las arcas municipales. En este caso, como el accidente se produjo en Palas de Rei, es este Ayuntamiento el que tiene que asumir los gastos veterinarias del animal, que ya sitúan en torno a los 800 euros, y hacerse cargo de él hasta que alguien lo adopte.