Preocupación en Ribeira Sacra ante un fenómeno para a vid, pero en su justa medida

La ruina de la agricultura cae del cielo azul

Las lluvias rezagadas y la sequía estival echaron a perder las cosechas de maíz y patatas y ponen a las explotaciones en una situación límite
Vendimia en la Ribeira Sacra
photo_camera Vendimia en la Ribeira Sacra

Las temperaturas altas y las copiosas lluvias de mayo, que retrasaron la siembra, han causado graves daños en el sector primario, donde ven con angustia cómo la producción merma en una época de profunda crisis. El guntinés Ángel López es uno de tantos ganaderos que ha seguido la evolución de sus campos de maíz forrajero con angustia. La situación en el sector lácteo es tan precaria, que de la producción que obtenga dependerá que algunas reses puedan acabar en el matadero por no tener capacidad para alimentarlas. Una mala cosecha es siempre un revés, pero en el contexto actual para muchas explotaciones es casi una sentencia de cierre.

Ángel tiene una explotación de vacuno de leche en Vilamaior de Negral (Guntín), con 220 vacas en ordeño. Para alimentarlas planta hierba y maíz. Este último cultivo supone la mitad de la ración diaria de sus animales. Sin embargo, la cosecha de este año no le dará para cumplir esa ratio porque la producción ha mermado considerablemente. A falta de unas dos semanas para la recolección, Ángel cuenta ya con que dispondrá de entre un 30 y un 40% menos de forraje.

"Recurrir á compra doutros tipos de forraxe, coa que xa nos está caendo, agrava moitísimo a nosa situación"

Esta merma solo le deja dos opciones: comprar alimento para compensar lo que se ha perdido o deshacerse de animales para ajustar la cabaña a los recursos propios de que dispone. En su caso, asegura, esta última es la salida más probable. "Recurrir á compra doutros tipos de forraxe, coa que xa nos está caendo, agrava moitísimo a nosa situación. Xa estamos vendendo por debaixo dos costes de produción, se a iso lle sumamos ter que comprar alimento, faise imposible. Temos que reducir produción e mandar animais ao matadoiro", explica. 

El único alivio en este escenario es que la campaña de hierba fue bastante buena, algo "que non todos poden dicir, porque o tempo para a recollida tamén veu complicado", dice. Conoce ganaderos que decidieron recogerla fuera de época porque prefirieron perder calidad antes que perderlo todo.

Ángel asegura que la cosecha de maíz es ya irrecuperable y que pase lo que pase en los días que quedan hasta la recogida nada podrá remediar el mal que causó la ausencia de agua en el momento de la floración del maíz, cuando necesita un aporte hídrico suficiente para desarrollarse. La salida que baraja, deshacerse de parte de las reses, tampoco le aportará liquidez porque el precio de la carne está también por los suelos y las venderá al matadero con una pérdida de un 50%, asegura.

La salida que baraja, deshacerse de parte de las reses, tampoco le aportará liquidez porque el precio de la carne está por los suelos y las venderá al matadero con pérdidas

PATATA. El maíz no es el único cultivo afectado, aunque sí es el que más repercusión tiene en las explotaciones ganaderas. Uno de los pilares de la alimentación de los hogares lucenses, la patata, también se resiente gravemente este año de las condiciones meteorológicas. La cosecha es escasa en la mayor parte de la provincia y de bajo calibre, lo que priva a muchas familias de un ingreso extra y les obliga a comprar en el mercado un bien que normalmente producen ellas mismas para su consumo.

El problema fue el mismo que el del maíz, una primavera muy lluviosa que retrasó la época de siembra y la ausencia de lluvias cuando el cultivo las necesitaba para crecer. En algunas zonas, además, hubo que sumar enfermedades como el mildiu, que hacen mayores estragos en las plantas debilitadas por la falta de agua.

Jesús Prada, de Pino (Cospeito), tiene una explotación de ganado. Además, siembra patatas y vende lo que no se consume en casa, bajo el certificado de Patata de Galicia, para redondear ingresos. Paulatinamente ha ido cosechando cada vez menos, porque "os prezos están baixos e necesítase moito persoal para a recollida", admite. Si la rentabilidad no era mucha en años normales, en la campaña actual será nimia porque las patatas son pocas y pequeñas. "Vai ser unha colleita mala", vaticina, y culpa de ello no solo a la falta de agua sino también al jabalí, que ha hecho estragos en las fincas de la zona.

En los mercados locales, las patatas que han salido adelante se venden a precios elevados

También de Cospeito, de Santa Cristina concretamente, es Ángel Rozas, que ya hizo la recogida y, confiesa, fue mejor de lo que esperaba en cantidad, pero el calibre es pequeño. Sin embargo, se considera afortunado porque algunos de sus vecinos, entre el mildiu y la sequía, apenas recogieron nada. "Pensaba que ían ser poucas, pero como as tratei moi ben contra o mildeu, non me saíu tan mal", dice. 

En la zona de A Mariña, las cosechas de patata también están prácticamente arruinadas, como ya pasó con las "patacas de cedo", que se plantan y se recogen antes y habitualmente pueden venderse a buen precio en el mercado estival, pero que este año también se echaron a perder, lo que privó a los agricultores de una de sus fuentes de ingresos. 

En los mercados locales, las patatas que han salido adelante se venden a precios elevados. 

FABA. La falta de agua también ha afectado a la faba de Lourenzá. La recogida debería haber empezado este mes, pero la sequía ha causado que las vainas no se desarrollen como deberían, que sean más pequeñas y estén vacías. Sin embargo, la ventaja que tiene este producto es que todavía tiene capacidad de recuperación. Si llueve, las plantas pueden todavía crecer y producir. 

Con todo, a finales del mes pasado el desarrollo estaba tan por debajo de lo que suele ser habitual en esa época del año que los productores empezaban a temer que la feria de octubre no pudiera celebrarse.

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