La primera dama argentina confiesa que siempre está "predispuesta" al sexo

Su esposo, el presidente electo Mauricio Macri, llegó a decir de Juliana Awada que era "insaciable" en la cama
Mauricio Macri, Juliana Awada y su hija Antonia, de 4 años.
photo_camera Mauricio Macri, Juliana Awada y su hija Antonia, de 4 años.

Juliana Awada, esposa del electo presidente argentino Mauricio Macri, representa el regreso de las primeras damas a Argentina, un rol que la diseñadora de moda piensa ocupar "de la mejor manera posible" para "acompañar" el proyecto político de su esposo.

Awada, de 41 años, llega a primera dama muy lejos de las ambiciones de Cristina Fernández, quien cuando su esposo, Néstor Kirchner, se convirtió en presidente en mayo de 2003, ya tenía una carrera política propia.

De sencilla elegancia y un bajo perfil del que se ha despegado en la campaña, Awada, de 41 años, fue conocida primero por ser la diseñadora de una marca de ropa femenina creada por su familia.

Nacida en Buenos Aires el 3 de abril de 1974, es hija del inmigrante libanés Abraham Awada y de Elsa Esther "Pomy" Baker, descendiente de inmigrantes sirios que en la década de 1960 fundaron una empresa textil. Tiene cuatro hermanos. Awada recibió educación en un colegio bilingüe de clase media acomodada y, cuando terminó el secundario, perfeccionó su inglés y estudió Diseño en el Reino Unido.

A su regreso, se incorporó a la empresa familiar, comandada por su madre, y, con su creatividad, renovó la imagen de la marca. A los 23 años, se casó con Gustavo Capello, de quien se divorció años más tarde.

Juliana viajaba frecuentemente con su madre a las capitales mundiales de la moda para asistir a la presentación de colecciones. En uno de esos tantos viajes, en un vuelo a París, conoció en la "business class" al conde belga Bruno Laurent Philippe Barbier, un millonario con negocios agropecuarios en Argentina. Awada y Barbier no se casaron, pero convivieron durante una década y tuvieron una hija, Valentina, que hoy tiene 12 años.

Macri llega a la vida de Awada entre máquinas para hacer ejercicio. Se conocieron en un gimnasio frecuentado por empresarios, políticos y figuras de la "jet set" local en el Barrio Parque de Buenos Aires, un distrito selecto donde la diseñadora y el conde belga tenían su casa, al igual que el clan de los Macri. La relación se formalizó a finales de 2009, cuando Macri llevaba dos años como alcalde de Buenos Aires, y se casaron en noviembre de 2010.

El alcalde porteño, con fama de mujerigo, venía de dos matrimonios anteriores: con Ivonne Bordeu, con quien tuvo tres hijos, y con Isabel Menditeguy, de quien se separó en 2005. "No es que yo lo vi a Mauricio y me enamoré la primera vez. Pero cuando empecé a salir, inmediatamente sentí que era el amor de mi vida. Sentí algo muy fuerte, como si nos conociéramos de muchos años", dijo Awada en una entrevista en 2010.

Awada, a la que le gusta llevar caros bolsos y complementos de lujo, no dudó en reconocer que siempre está "predispuesta" para el sexo y su marido reconoce que es "insaciable" en la cama. Unas confesiones nada discretas ante el perfil público de los protagonistas.

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