Las rehabilitaciones en el casco histórico se han disparado en los últimos meses, sin embargo sigue habiendo muchas casas que presentan un estado deficiente y una prueba de ello es que la Policía Local tuvo que ordenar el acordonamiento de dos casas de la calle Catedral después de que se produjeran desprendimientos que ponían en peligro a los viandantes.
La Policía Local valló las casas de forma urgente y los técnicos del servicio de Arquitectura hicieron ayer una visita a ambos edificios para intentar determinar si su estado representa un peligro por ruina y decidir si se deben tomar medidas de cara a la restauración urgente.
Inicialmente, la alerta saltó porque caían cascotes a la calle y se advirtió de la posible existencia de riesgo de desplome de la cornisa de ambos edificios. Sin embargo, ayer se evaluaba la posibilidad de que el riesgo estuviese en realidad en el recubrimiento de las fachadas, de donde se habría desprendido el grueso del material caído a la calle.
La concejalía de urbanismo, dependiente de la edil María Novo, estaba pendiente ayer del informe de Arquitectura para determinar las medidas que se deben tomar.
Los técnicos intentaron evaluar el estado de la cubierta de ambos edificios, para lo que subieron a edificios contiguos, con el fin de valorar si hay riesgo de hundimiento de los tejados.
Las dos casas valladas ayer se encuentran muy cerca de la Praza do Campo, donde se sitúa la última casa vallada por el Concello debido a su mal estado. Ese edificio ya está en estos momentos en proceso de restauración y con esa obra acabará la rehabilitación de los inmuebles de esa emblemática plaza de la capital.
En estos momentos hay en el casco histórico de Lugo ochenta edificios en los que se están haciendo obras de reforma. Durante la crisis, muchos propietarios han optado por restaurar antiguos inmuebles y eso ha contribuido al boom de obras en el centro.
