La noche de Samaín, Halloween, Holywins y payasos diabólicos

La velada del 31 de octubre es una de las citas más importantes de la cultura celta, pues era el momento en el que se recibía al invierno. Las tradiciones han mudado con el paso de la historia
Celebración de Halloween
photo_camera Celebración de Halloween

Cuando creíamos que en la antesala de la Festividad de Todos los Santos ya no cabía nada más, pues son muchas las leyendas y tradiciones que se dan cita en ella, ahora van y se cuelan los payasos diabólicos, una absurda derivación de Halloween y que, a su vez, poco tiene que ver con la noche de las calendas.

La vuelta de tuerca a la víspera del 1 de noviembre vino de la mano del director de cine John Carpenter. Su película Noche de Halloween abrió la posibilidad de conjugar tradición y horror, y cambiar los difuntos por asesinos en serie.

Con él se abrió la caja de Pandora, de cuyo interior salieron a la calle vampiros, zombis, brujas terroríficas y un sinfín de disfraces a cual más lleno de ketchup y pieles de látex.

Para los investigadores, la noche del 31 de octubre era una de las citas festivas más importantes de la cultura celta, en la que, bajo el nombre original de Nos Galangaeaf, algo así como la noche de las calendas, se recibía al invierno y se decía adiós al verano, pues para esta civilización solo existían dos estaciones.

Al menos media docena de diócesis españolas invitan a los niños a disfrazarse de santos para recuperar el significado de la festividad


Desde el punto de vista económico, según señalan otros expertos y autores de libros —la mayoría de ellos editados en inglés—, esta misma noche, también conocida como Samhain —en Galicia esta fiesta se ha recuperado recientemente para hacer frente a la importada Halloween—, suponía el cierre de la cosecha agraria y la llegada de los primeros días invernales.

Para soportar estas bajas temperaturas, la fiesta era calentada e iluminada con hogueras y se cocinaban buenos caldos y carnes. A partir de aquí, las tradiciones y las leyendas adquieren y recogen aspectos y filosofías distintas, pues algunos entendidos consideran que los celtas 'invitaban' a este festín a los seres queridos que ya habían pasado a mejor vida y, a través de las hogueras o pequeñas candelas encendidas, iluminaban el lugar donde era la fiesta para que las almas acudieran a la misma. Para otros especialistas en esta materia, las pequeñas luces solo servían para ahuyentar a los malos espíritus.

No obstante, la mayoría de los escritos reflejan que la noche del 31 de octubre permitía, según la tradición celta, una comunicación fluida entre la vida terrenal y el más allá, de ahí que las familias celtas colocaran en sus hogares dulces y trozos de carne para ser hospitalarios y agradecidos con sus 'visitantes'.

La cultura cristiana, según destacan algunos autores, intentó desvirtuar este significado de la última noche del mes de octubre con la celebración de una festividad al día siguiente, la de Todos los Santos, en la que se honra y recuerda a los ya fallecidos.

No obstante, la tradición de la noche del 31 de octubre viajó hasta los Estados Unidos en la mente y la idiosincrasia de los colonos que partieron desde Gran Bretaña, quienes a esas horas nocturnas y a esa fiesta ya la denominaban All-hallow even, víspera del día de Todos los Santos.

Las aportaciones propias de cada familia a esta tradición alargan la historia de esta noche, aunque siempre, según indican los investigadores, relacionada con aspectos originales, como son las calabazas (recuerdan el significado de la cosecha).

Por otra parte, al menos media docena de diócesis españolas, entre las que se encuentran Madrid, Alcalá de Henares, Getafe, Toledo, Murcia, Valladolid y Cádiz y Ceuta celebrarán este lunes Holywins, frente a la pagana de Halloween, e invitan a los niños a disfrazarse de santos. Holywins es un juego de palabras que significa "la santidad vence" y los obispos quieren recuperar con esta fiesta el verdadero significado del Día de Todos los Santos.

Comentarios