La mayor zona de producción de uva de la denominación de origen Ribeira Sacra, el valle de Quiroga, padeció entre la noche del miércoles y la madrugada del jueves una intensa helada, con cuatro grados bajo cero, que quemó la inmensa mayoría de las vides. Desde el consejo regulador, su presidente, José Manuel Rodríguez, indicó que en una primera evaluación de los daños se estima que se vieron afectados algo más del 50 por ciento de los viñedos situados en el municipio quirogués y en el cercano de Ribas de Sil.
La cifra ha sido desmentida por los viticultores de la zona consultados por este diario, quienes no dudaron en señalar que «a desfeita foi monumental. Na vida vimos algo semellante», por lo que no dudaron en indicar que los efectos de la helada afectaron a un 90 por ciento de las vides del valle.
La preocupación es mayúscula entre los que tienen como modo de vida la venta de uvas o su transformación en vino de la zona, pero también entre los bodegueros de otras partes de la denominación.
Los primeros, sobre todo los que no disponen de seguros agrarios, no saben cómo se resarcirán de las pérdidas sufridas. Esperan que bien la Xunta o bien el Estado cubra sus pérdidas mediante subvenciones por declaración de zona catastrófica.
Los segundos, grandes bodegas como Rectoral de Amandi, Abadía da Cova, Algueira o Ponte da Boga, que se nutren de las uvas que se cosechan en esta zona, perderán un suministro esencial para mantener la producción anual que les fija el mercado.
Y es que la helada arrasó, en el mejor de los casos, casi la mitad de las casi 250 hectáreras que suman los municipios de Quiroga y Ribas de Sil.
El en peor de los escenarios, se dejarían de recolectar dos millones de kilogramos de uva. La corporación municipal de Quiroga se reunió en la tarde de este jueves en sesión plenaria y acordaron, unánimemente, pedir la declaración de zona catastrófica.
