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La fragilidad de la política

Álvaro Santos y Darío Campos viven días de incertidumbre sobre su futuro en el PSOE

Álvaro Santos, este viernes en Arde Lucus. SEBAS SENANDE
photo_camera Álvaro Santos, este viernes en Arde Lucus. SEBAS SENANDE

Leo la irónica carta escrita por el alcalde de Paradela para enviar a varios históricos socialistas que hicieron campaña con vídeos por el candidato socialista de ese municipio, entre ellos el exnúmero dos del PSOE Alfonso Guerra, a quien parafrasea José Manuel Mato al recordarles a todos que sus 40 años al frente de ese ayuntamiento "son muchos, pero en política mucho más". Con esa cita me vienen a la cabeza una cadena de nombres de dirigentes políticos, algunos de ellos protagonistas de los vídeos propangadísticos, a quienes de la noche a la mañana el poder se les atragantó al desayunar con las páginas de los periódicos y esa mala digestión acabó con una trayectoria exitosa. 

El caso más reciente de caída repentina de un líder político lo tenemos en el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy, quien pasó de controlar un país y un poderoso partido a quedar convertido, de la noche a la mañana, en mero espectador de la fragmentación de su herencia. 

En Lugo hay ejemplos de ascensos y caídas de dirigentes políticos, unas veces por propia torpeza y otros por la colateral, que podrían servirnos para entender la fragilidad de los sillones sobre los que asientan sus posaderas y que sirven además para dar mayor valor al récord del regidor de Paradela. 

Dos dirigentes socialistas de Lugo caminan desde hace semanas por la cuerda floja con la incertidumbre de ver cómo se puede desmoronar en unas jornadas aciagas una carrera ascendente, en uno de los casos ni deseada inicialmente como ocurre con el presidente de la Diputación. Porque Darío Campos decía tener la cabeza como un "bombo" cuando su partido le usó para mediar entre el díscolo Manuel Martínez y los indignados con su "traición" y reiteraba que su cargo estaba a disposición del compañero que quisiera asumir su puesto.

Cuatro años después la situación es diferente y el paso adelante del monfortino José Tomé para tratar de liderar el gobierno provincial con el apoyo de la dirección del PSdeG hizo que Campos pudiese comprobar con qué facilidad se puede perder uno la silla si no están bien asentadas las patas. 

Pero si el alcalde de A Pontenova tendrá como consuelo si pierde esta batalla interna su más modesto sillón municipal, a quien se le augura un batacazo más sonado si no logra cambiar el paso es al secretario provincial del PSOE y a partir de este sábado nuevo concejal por Lugo, Álvaro Santos

Desde que asumió el liderazgo del partido en Lugo a finales de 2017, el suyo ha sido un pulso constante con el secretario general del PSdeG, Gonzalo Caballero, que podría decidirse en unos días cuando la dirección federal del PSOE dé a conocer la lista definitiva de los 10 diputados provinciales y el candidato a presidir la Diputación. 

Los últimos movimientos de Santos delatan el nerviosismo propio de quien se asoma al precipicio, mientras a su alrededor se escucha un murmullo. "Hay partido", decía estos días un alcaldable socialista, pero quizá estamos ya a tiro de match ball.


Frentes sin atender 

La aparición de una candidatura a la Diputación alternativa a la oficial parece haber descentrado a la dirección provincial socialista a la hora de apoyar la negociación de gobiernos de progreso en municipios donde surgieron tiranteces, como A Fonsagrada, A Pastoriza o Barreiros, porque en un contexto de normalidad política, PSOE y BNG no suelen tener problemas para pactar.


Siempre Martínez 

La aparición del nombre de Manuel Martínez como chivo expiatorio —hay quien habla de que se intenta su reintegración— en medio de la polémica sobre los candidatos socialistas a diputado provincial en el partido judicial de Lugo da idea de lo difícil que le va a resultar al PSOE lucense cerrar la herida abierta en su día por el ahora alcalde independiente de Becerreá.

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