Dicen que la fe mueve montañas y es posible que no mientan. Al menos una vez más la festividad de la Virgen de los Milagros de Saavedra consiguió, como cada 24 de mayo, atraer a cientos y cientos de devotos y fieles de distintos puntos de la comarca chairega y de otras zonas de Galicia en su día grande.
A las siete de la mañana dieron comienzo los oficios religiosos y ya, desde esa hora, el santuario begontino se quedó pequeño para recibir a los cientos de peregrinos que en coche, autobús, andando, descalzos o de rodillas decidieron recorrer varios kilómetros para expresar sus agradecimientos o súplicas a la virgen, a la que se le atribuyen poderes milagrosos en diversas leyendas.