La difícil retirada de los ex

Nacional 120, en Quiroga (Foto: TOÑO PARGA)
photo_camera Nacional 120, en Quiroga (Foto: TOÑO PARGA)

ES DIFÍCIL terminar la semana sin que salga la sílaba ‘ex’ en algún titular o texto de este periódico. Si no es la sección de sucesos o tribunales (como sustantivo, normalmente), puede ser en la información política (en este caso, como prefijo). En ocasiones, los dos ex son igual de incordiantes: tanto la anterior pareja que perturba a una persona como el gobernante destituido (sea por la vía del dedo o de las urnas) que da su opinión venga o no a cuento. Lo de las exparejas debería de quedarse en el plano privado; cuando entra en el público, suele acabar, por desgracia, en las páginas de sucesos. Y al ámbito privado es también a donde deberían de irse los exgobernantes, pero muchos de ellos se empeñan en seguir dando el coñazo.

En España tenemos tantos ejemplos de esto último que, como los golpes de Estado, hasta lo hemos exportado a América Latina: esta semana, por ejemplo, se ha vuelto a hablar de las zancadillas que Álvaro Uribe le está poniendo a quien le sucedió en la presidencia de Colombia, Juan Manuel Santos. En España, aunque lo intentaron, ni Felipe González ni José María Aznar han llegado a ese nivel colombiano con Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, respectivamente. Rodríguez Zapatero es, por cierto, uno de los pocos casos de exgobernante silencioso.

En Lugo hemos tenido de todo: desde el ex que se ha mantenido callado (¿alguien volvió a saber del exalcalde Tomás Notario?) hasta el que ha vuelto (el también exregidor Joaquín García Díez), pasando por el ex cabreado al que hemos pinchado desde la prensa (como el expresidente de la Diputación, Francisco Cacharro). Y estos días se ha escrito mucho sobre otros gobernantes lucenses retirados. A la espera de ver si José Blanco obtiene un retiro dorado en el Parlamento europeo, su homónimo (de apellido) Fernando continúa aguardando a que se cierre la instrucción del caso Campeón. Este sábado, hemos sabido de la exoneración (una más en este proceso judicial) del que fue su jefe de gabinete cuando era conselleiro de Industria.

Al Bloque pertenece otro que se ha ido silenciosamente, Antón Bao, que renunció a la política local lucense tras haber sido muchas cosas en el BNG. Más estruendoso ha sido el paso atrás que César Aja ha dado en el PP de Viveiro. Estruendo generó tanto la retirada como la forma en que se llevó a cabo la sucesión. Tanto ruido es quizás la consecuencia lógica del enorme poder que llegó a tener Aja, que poco menos que constituyó un virreinato en los tiempos en que Cacharro (exsenador) gobernaba el PP provincial. La larga sombra de Aja (exsenador) ha planeado sobre la sucesión, hasta el punto de que una de las aspirantes a sucederle, María del Carmen Gueimunde (exsenadora), lo acusó directamente del censo desactualizado con el que buscó avalistas para su frustrada candidatura.

La sonora queja de Gueimunde llevó a que la ejecutiva provincial del PP mediara para que Antonio Bouza acabara presentando la candidatura de consenso que este sábado bendijo Núñez Feijóo con su presencia. No quedaba bien un lío en las filas populares en plena precampaña europea y más cuando se ha reprochado al PSdeG su inacción ante el cisma de Ourense. Pero es lo que tienen algunos ex: su sombra a veces es muy alargada, y más, obviamente, cuanto más cancha les des.

POSDATA. Coincidencias: en la misma semana en que en Guntín denuncian incendios provocados, la Justicia no ve culpables en un caso parecido en Quiroga.

Ah, ¿pero seguía habiendo un proyecto para una autovía central?

EN LA misma semana en que se terminaba el trazado gallego (o sea, lucense) de la A-8, el Ministerio de Fomento da por aprobado el estudio informativo de la A-76. ¡Albricias! Lleva tal retraso la autovía central, entre Ponferrada y Ourense por Monforte (siguiendo la N-120), que ya casi nos habíamos olvidado de este proyecto. Uno las dos autovías en el mismo párrafo porque los plazos de la A-8 y lo que ha ocurrido con la A-76 dan mala espina: en una transcurrieron diez años entre la primera piedra y el último corte de cinta. En la otra, han pasado cinco años desde la aprobación inicial del estudio informativo hasta la definitiva.

El PSOE pronosticó que hasta 2024 no acabará la A-76... igual es demasiado optimista.

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