Opinión

La credibilidad de la política

EN LA POLÍTICA, como en el derecho, el periodismo o la economía, la credibilidad es fundamental. Por ejemplo, el secesionismo ilegal ha perdido la credibilidad a base de mentiras que la realidad ha desenmascarado. Ni Puigdemont ni Junqueras ni compañía son creíbles al decir una cosa y la contraria en función de la conveniencia del momento. De modo que, salvo los incondicionales, agrandan su leyenda de Pinochos porque son poco de fiar. Del mismo modo, hay un run run de falta de credibilidad en Podemos, que en esto del llamado procés quiere estar en misa y repicar, esto es, estar en contra de la ruptura y a favor del fondo de la cuestión secesionista desde la refundación del régimen del 78 al recurso del 155. Los veteranos del PSOE previenen a Pedro Sánchez contra «el mal de la pérdida de credibilidad». Y alguna de las vacas sagradas del socialismo pone como ejemplo a Zapatero, cuando tras negar la crisis desde 2007 se plantó en el Congreso con unas medidas que reconocían la inminencia de un rescate que evitó Rajoy.

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