La clave era la quinta rueda

La cama cambia de posición con sólo pulsar un botón. XESÚS PONTE/AEP
photo_camera La cama cambia de posición con sólo pulsar un botón. XESÚS PONTE/AEP

Si se tiene en mente una imagen clara de las camas del Xeral, las del Lucus Augusti parecen de ciencia ficción. Sólo los pacientes más enfermos y cansados llegados al nuevo hospital desde Calde reprimieron como primer impulso agarrar el mando y subir y bajar automáticamente la altura de la cama. Sin manivelas y sin esfuerzo, con sólo un botón uno se coloca como quiere.

Las camas elegidas -y que levantaron polémica porque la inversión final que se hizo en ellas fue sustancialmente superior a la prevista- son de Hill Rom, una conocida casa de mobiliario clínico, presente en hospitales de renombre en la realidad (como el neoyorkino Mount Sinai) o en la ficción (como el de la serie televisiva House). Al margen de su apariencia, lo cierto es que las especificidades de las camas incluyen desde la posibilidad de pesar al enfermo sin moverlo, hasta de su colocación en siete puntos diferentes sin compresión abdominal o fricción.

Pero, para el personal, un motivo de peso para esperar como agua de mayo trabajar con ese nuevo mobiliario era su movilidad. La casa promete que la cama puede ser trasladada con una sola mano e incluso tirando de ella, postura que se considera menos lesiva para la espalda que empujar.

Para sorpresa de los celadores, cuando se produjo la llegada de los primeros pacientes al centro de San Cibrao y, con ellos, la necesidad de mover las camas, se precisaba dos trabajadores, y sus cuatro manos, para poder moverla. La circunstancia fue denunciada públicamente por la federación de servicios de UGT y también recogida por CIG-Saúde.

¿Cómo podía ser que una cama de fibra, que se presumía un modelo moderno y ligero, resultara más complicada de transportar que una de metal? Como en un puzzle, la clave estaba en las piezas. Todas las camas del Hula fueron montadas por la empresa adjudicataria sin la quinta rueda, que es precisamente lo que favorece su movilidad. Sin ella, pierde esa capacidad y se convierte en un elemento de transporte pesado, precisamente en un hospital de pasillos larguísimos y donde es frecuente oír entre los trabajadores lo fácil que será ponerse en forma a fuerza de recorrer el centro. El propio arquitecto define el hospital como «cardiosaludable» por ese motivo.

Sanidade confirmó que ya se está subsanando esa cuestión y se está colocando la quinta rueda en todas las camas, de forma que con el grueso del traslado de unidades de hospitalización -a partir del 24, cuando llegan los primeros pacientes del Xeral- el mobiliario se pueda mover con más facilidad. El montaje se irá haciendo en el orden de llegada al Lucus Augusti de cada una de las unidades que se mudarán desde el Xeral y el Materno.

MUESTRAS

  • Problemas con el uso del tubo neumático. Otra de las quejas de los trabajadores -también recogida por CIG-Saúde- se refiere a problemas de funcionamiento del tubo neumático. Se trata de un sistema ya conocido para el transporte de objetos pequeños, que, en el caso del hospital, se utiliza para hacer llegar las muestras a los laboratorios. Los empleados del Lucus Augusti se quejan de que no funciona correctamente, de que no han sido debidamente formados para usarlo y de que las constantes averías obligan a los celadores a transportar las muestras.
  • Confusión con los códigos. Sanidade puntualizó que se trata de un problema puntual, muchas veces debido a que se marca el código numérico inadecuado. Anunció que una persona estará permanentemente disponible para resolver las dudas de los trabajadores acerca de su funcionamiento.

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